El Chavo y los ocho
Cuando la plata es dulce y la tentación ilimitada los riesgos de que en algún momento la olla se destape son inevitables. En Argentina, la voracidad de muchos evasores se ha naturalizado tanto, que se da por hecho que el Estado es un perdedor histórico, con goteras de toda clase y por un montón de lados.
En el Tribunal Federal Uno de nuestra ciudad comenzaron a juzgar a ocho acusados de un megacontrabando de más de 560 motos de diferentes modelos de Honda, Yamaha, Suzuki, Kawasaki y Harley Davinson, de cuadriciclos y jets ski. La maniobra defraudatoria consistía en falsificar facturas de empresas como Speed and Wheels y Trading Inc, para hacer figurar valores de compra muy inferiores a los que realmente se pagaban en el exterior. Según la investigación que en su momento realizó el fiscal Enrique Senestrari, son más de cien hechos con la misma modalidad, como una estafa automatizada, que se remonta a los años 2004 y hasta 2011, y por una evasión impositiva que superaría los 6.000.000 de dólares.
Confiadísimos en no ser descubiertos, los acusados hasta se atrevieron a importar ropa Alpinestars, sin estar autorizados y como una caprichosa yapa de quienes se sienten impunes y capaces de hacer lo que quieren. Lo cierto es que ahora podrían recibir condenas de entre 4 y 50 años de cárcel, además de fuertes multas.
Los imputados son Gerardo y Gustavo González, Patricio y Julio Joghems, Alberto García, Luis Sequeira, María Veiga y el motociclista Juan Carlos Salvatierra, conocido como «El Chavo» y considerado el deportista más importante de la historia de Bolivia. Salvatierra se consagró campeón mundial en distintas categorías de Motocross y participó del legendario Rally Paris Dakar. Sin embargo, hoy la vida lo sienta en el banquillo junto a los otros acusados, como si fueran «El Chavo y los Ocho».
Pensamiento mágico
Si tenemos la suerte de nacer en una familia que nos quiera y proteja, entonces la niñez se convertirá en la etapa evolutiva más dulce. En nuestros primeros años, la fantasía manda y ordena nuestras vidas, y nos mezclamos con los héroes y heroínas del momento. Los cincuentones recordamos con ternura como ante algún miedo, entonces nos ayudaban Paturuzito, Super-Hijitus y Superman, entre otros. En aquellos tiempos, el Principio del Placer le ganaba por goleada al de Realidad, y entonces nos rodeaban las ilusiones, y quienes jugábamos a la pelota nos creíamos Kempes o Maradona. Muchas mujeres todavía hablan con aquellas muñecas que eran sus mejores amigas, y que guardan cuidadosamente.
Por supuesto, aquel mundo de juguete se desinfla con el paso de los años y el rigor de la vida que exige tener los pies sobre la tierra y las antenitas siempre paradas. Entre otras cosas, para evitar que nos embromen o se aprovechen de nosotros. Las presuntas estafas piramidales de Generación Zoe, no son otra cosa que una versión moderna del viejísimo «cuento del Tío». Una modalidad similar a lo que investiga el fiscal Mana en el ámbito de la Policía de Córdoba, con «juanes» víctimas y victimarios.
Pero además, de los últimos años aquí, en Córdoba podemos sumar un montón de trampas inmobiliarias o de premios virtuales, increíblemente armados y consumados desde el interior de las cárceles.
Con los inevitables matices, son muchos los Cositorto por estos tiempos, La facilidad para inventar y empaquetar a muchas gente desprevenida y de buena fe que, como en la niñez, cree que son posibles situaciones imposibles. La fantasía de ganar formidables intereses, o viajes a playas paradisíacas o autos y electrodomésticos soñados, provoca que los atorrantes sigan teniendo buena pesca y que el «mentime que me gusta» sigua funcionando tan bien como siempre. Según parece, los delincuentes solo necesitan una buena caña y carnadas que encajen con el Pensamiento Mágico.