Vickuña Mackena es una ciudad del departamento Río Cuarto con alrededor de 15.000 habitantes, o sea una comunidad en la que la mayoría de la gente se conoce como en una gran familia, y en la que algunos referentes sociales ocupan un lugar muy importante. Es caso del «cura del pueblo», entre otros. Por eso todavía perdura la conmoción por el crimen del padre Jorge Vaudagna en la noche del 27 de octubre de 2020, brutalmente asesinado de tres disparos de arma de fuego y luego de ser golpeado al intentar resistirse a un robo. Junto al cuerpo del sacerdote, los delincuentes dejaron abandonados un barbijo y la pistola calibre 22 que usaron para matarlo, y que a la postre sería fundamental para conseguir una muestra del ADN que permitió a los investigadores encontrar a los presuntos culpables.
A partir del próximo lunes 25, en la Cámara Primera de Río Cuarto, serán juzgados Víctor Agüero, de 50 años, y oriundo de San Luis, y Enrique Tedesco, de 48, residente en la provincia vecina pero nacido en Mackenna. Ambos están acusados de homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de arma de fuego y, en lo que será un juicio con jurados populares, podrían ser condenados a prisión perpetua. Sin embargo la investigación fue compleja y comenzó mal orientada, porque equivocadamente detuvieron durante casi un año al inocente tambero Guillermo Arias, a quien se lo acusaba de ser el autor junto a un sobrino de 14 años. Finalmente ambos quedaron desvinculados del hecho.
Vaudagna había nacido en Sampacho pero hacía doce años que estaba al frente de la Parroquia de Mackena, y se había ganado el cariño y afecto de la gente. Gracias a su compromiso, entre otras, creó el colegio Sagrada Familia y a ofrecer misas por internet en el inicio de la pandemia, para menguar las consecuencias de la cuarentena. Seguramente el juicio y las muy probables condenas permitirán a la gente de Mackenna darle el último adiós al padre Coqui.