Para el jueves 16 de febrero el Tribunal Federal Uno tiene previsto comenzar el juicio al ex docente de la cátedra de Microbiología e Inmunología de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Córdoba, Luis Augusto Olmedo, imputado de presunta Extorsión Continuada. La misma acusación pesa sobre los otros dos involucrados: Adrián Casalis y Augusto Massimino. También será juzgada la ex decana Mirta Spadiliero de Lutri, a quien se le reprocha un posible incumplimiento de deberes de funcionaria pública.
Recordemos que la investigación comenzó en septiembre de 2020, cuando un grupo de estudiantes se animó a denunciar judicialmente que para aprobar la materia que dictaba el profesor Olmedo tenían que pagar un curso externo de apoyo, con el cual lucraba el propio docente. O sea, una academia particular que «preparaba» a los estudiantes para sacarse la materia de encima y que no se le trabe la carrera.
Según la investigación impulsada por el fiscal Maximiliano Hairabedian, los hechos habrían ocurrido desde mediados de la década de los 90, y mayormente desde abril de 2004, cuando Olmedo se convirtió en titular de la cátedra. La prueba sería abrumadora al punto en que, en la acusación, el fiscal expresa: «…Un aceitado, insidioso, perverso y exitoso sistema extorsivo por el cual los alumnos de su cátedra se veían obligados a hacer entregas de dinero a Casalis y Massimino para aprobar la materia, exigencia que era cubierta por la fachada o simulación de un curso, bajo la amenaza que, de no hacerlo, se exponían en muchos casos a ser aplazados indebida y arbitrariamente indeterminada cantidad de veces. La intimidación era ejercida principalmente por Olmedo, combinando para generar miedo, aplazos sistemáticos, masivos o reiterados a quienes no pagaban la academia o filtraban información del sistema, ejercicio despótico del cargo, maltrato, imagen de persona influyente e impune, aprovechamiento de la asimetría entre su posición dominante y la vulnerabilidad e indefensión de los alumnos que estaban sometidos a su voluntad bajo la pasividad de las autoridades de la Facultad».
De probarse durante el juicio este perverso mecanismo que incluso habría provocado que algunas víctimas abandonaran los estudios, se confirmaría una mancha imborrable para una universidad tan antigua y prestigiosa como la UNC, considerando además la cantidad de años en los que el encubrimiento y ocultamiento prevalecieron para mantener una “psicopateada” conocida por todos: para aprobar Microbiología, había que pagar “el peaje de Olmedo”.