Horror total
En la tardecita de ayer, la Cámara Once del Crimen condenó a prisión perpetua a Dante Leonardo Romero, de 37 años, por abusar sexualmente de su hijastra Geraldina Milagros Reyes, de sólo 16, para luego asesinarla de 25 cortes y puñaladas. El juicio contó con la participación de jurados populares y el veredicto fue condenatorio tal como lo había pedido el fiscal Fernando López Villagra ypor unanimidad. Este hecho tan aberrante sucedió el martes 21 de noviembre del año 2023, en el barrio Monja Sierra, en el noroeste de nuestra ciudad.
Romero conocía muy bien a Geraldina porque había sido pareja de la madre, con quien además tenía dos hijos mellizos. Aquel fatídico día, Romero esperó a que la madre de Geraldina se fuera de la casa con sus hijitos y entonces consumó su locura. Primero violando a la joven y luego matándola de una manera bestial para no ser delatado. Según confirmó luego la investigación -que en ese momento llevó adelante la exfiscal de violencia familiar María Celeste Orta- los hechos sucedieron antes del mediodía y con la presencia del bebito de Geraldina, de sólo un añito. El femicidio generó una tremenda conmoción, y hasta hubo intentos de linchamiento por parte de los vecinos del barrio, quienes nunca dudaron de la autoría de Romero. Luego se supo que de algún modo había planeado el abuso, ya que en su celular se encontraron pruebas de por lo menos diez páginas pornográficas de padrastros “follando” con hijastras. Tan obsesionado estaba que además se atrevió a espiar a Geraldina mientras se bañaba y a fotografiarla desnuda. De hecho, cuando la mamá encontró estas fotos, se produjo la separación entre ellos. Como si fuera poco, después se confirmó que también había maltratado y abusado de la mamá de Geraldina.
Durante las audiencias, y a pesar de los denodados esfuerzos de la defensora oficial Alfonsina Muñiz, las pruebas demoledoras no le dejaron margen a este depravado para esquivar la máxima condena. Nunca pidió perdón y sólo se hizo cargo de los maltratos “leves”, como si a los abusos y al femicidio los hubiera cometido el hombre invisible.
Geraldina era muy joven y tenía toda la vida por delante. Sin embargo, un perverso golpeador, violador y asesino se la arrebató, y de la peor manera. Todo fue…¡un horror total!
Una segunda oportunidad
Hace algunos días, la Cámara 12 del Crimen condenó a Hugo “Willy” Aguiló, de 34 años, por haber asesinado a quien era su padrastro, Hugo León, de 61. El homicidio ocurrió la madrugada del 19 de febrero del 2024 en una vivienda de barrio Alberdi y fue el final de una mala relación que tenían entre ambos, fundamentalmente por la adicción a las drogas de Aguiló, quien le habría robado pertenencias a León para comprar estupefacientes. Por esto, fundamentalmente, el padrastro lo echó de la casa. Sin embargo, el resentimiento y el descontrol lo llevaron a Willy a “tomarse revancha” y entonces ingresó a la casa alrededor de las 4.30 horas de aquel día.Tomó una cuchilla de la cocina y fue directo a la habitación donde descansaba León, para asestarle 13 puñaladas, una de ellas mortal en el corazón. León alcanzó a delatar a Aguiló, quien huyó por el patio arrojando el arma asesina en un baldío cercano y tras limpiarla en un pantalón que estaba tendido. El destino quiso también, que una pequeña hermanastra y la madre de Aguiló fueran testigos de semejante locura.
Ya en el juicio, Aguiló confesó su autoría y pidió perdón; su medio hermano que fue querellante, se las aceptó. La condena fue finalmente de 15 años de prisión, tal como lo pidió el fiscal Mariano Antuña. De hecho, fue una gran noticia para el imputado porque la acusación inicial era la de homicidio calificado por la alevosía, que prevé la única pena de prisión perpetua. Pero la prueba forense demostró que la mayoría de las lesiones encontradas en el cuerpo de León fueron en sus brazos y manos, y por lo tanto se instaló la duda (que siempre favorece al reo), de que la víctima pudo defenderse y entonces así la acusación fue modificada a homicidio simple, y con la conformidad de todas las partes.
Willy está detenido en Bouwer y ojalá pueda recuperarse en todo sentido. Al menos el monstruo de las drogas ya no lo persigue y durante el juicio tuvo la dignidad de reconocer la atrocidad que cometió. Dicen que a veces, el paso del tiempo cura las heridas, aunque esta es grande y no será fácil. Pero si mantiene su buena conducta, dentro de algunos años, Aguiló recuperará la libertad y seguramente tendrá una segunda oportunidad.