Una vieja expresión en tribunales dice que «sin cuerpo no hay delito», en referencia a la importancia del cadáver para el esclarecimiento de un homicidio. Sin embargo, la desaparición del mismo no implica que, con otras pruebas del hecho, no pueda condenarse al acusado. Basta recordar lo ocurrido en los juicios al Terrorismo de Estado, con cuerpos de desaparecidos jamás encontrados, pero con otras pruebas determinantes que permitieron a los jueces condenar a los genocidas con las penas máximas, e incluso como en el caso del Tribunal Federal Uno darle continuidad hasta el presente al delito de desaparición forzada de personas.
En este contexto y de no mediar contratiempos, el próximo martes 13 de agosto la Cámara Sexta con jurados populares comenzarán a juzgar a Santiago Campos Matos, por el asesinato de la docente Anahí Bulnes, en la madrugada del 5 de diciembre de 2022, en lo que fue uno de los hechos más macabros de la historia judicial argentina, finalmente resuelto por la fiscal Eugenia Pérez Moreno. Según se pudo probar gracias a una filmación, Anahí, de 36 años, y el imputado, de 37, ingresaron al edificio donde él vivía en la esquina de Olmos y bulevar Guzmán, en pleno centro de la ciudad.
A las pocas horas se lo vio a Campos Matos (cocinero de profesión) saliendo solo, varias veces y llevando diferentes bolsas. Los elementos secuestrados en su departamento y las pruebas positivas del adn de Anahí en las manchas de sangre allí encontradas terminaron por confirmar la presunción de un desenlace fatal. La hipótesis es que se deshizo de los restos arrojándolos en algún contenedor de basura. Lamentablemente, el paso del tiempo conspiró para que en el rastreo que los arqueólogos forenses hicieron en el predio de Piedras Blancas pudieran encontrar algo de la víctima.
Sin dudas será un juicio muy duro y emotivo para los familiares de Anahí, que estarán acompañados por los abogados Daniela Morales Leanza y Nicolás Ruades, quienes en su momento rechazaron la realización de un juicio abreviado con la esperanza que se pueda conocer la secuencia del crimen, surja lo que surja, y se escuche lo que se escuche. En cuanto a la condena a Campos Matos, y salvo algún milagro totalmente inesperado, tiene una perpetua asegurada.