No pasa fin de semana en la ciudad en el que no haya robos en Nueva Córdoba o en el Centro, cometidos por jóvenes y adolescentes menores de edad que, a través de ataques en grupo, sorprenden a víctimas individuales, en su mayoría también jóvenes que salen de bares y boliches. Con amenazas y empujones arrebatan celulares y eventualmente bolsos y billeteras.
La frecuencia de estos llamados «robos piraña» obligó a concentrar las investigaciones en la fiscalía a cargo de María Celeste Blasco, del distrito 1 turno 5, pero además con un apoyo permanente del Fuero Penal Juvenil, ya que muchos de los aprehendidos son menores de edad. De hecho, en la madrugada del pasado domingo, cerca de Colón y General Paz fueron detenidos seis acusados, de los cuales cinco tenían entre 13 y 17 años. Algunos padres aún «chapados a la antigua» aseguran que no salen del asombro cuando eventualmente pasan por Nueva Córdoba -y también en la zona de La Cañada- y observan la cantidad de gente que circula, además de gritos y peleas, durante las madrugadas de sábados y domingos, mayormente. De hecho, la Policía ha implementado un cuerpo especial de vigilancia, también a causa de los robos de delincuentes en motos.
Los reiterados episodios tienen como denominador común la organización, ya que son robos arteros y rápidos, como así también los escapes y las huidas. Pero además los jóvenes involucrados saben que por ser menores serán devueltos a los padres, y por lo tanto se sienten impunes. La mayoría están escolarizados pero no tienen límites suficientes en sus familias, que no pueden o no quieren castigar estas conductas reprochables.
Lo cierto es que estos robos se volvieron un gran problema y las edades de los imputados los acercan mucho más a la niñez y a las travesuras que a la conciencia de algo delictivo. Como dijo un fiscal, es imperioso trabajar con los padres y las familias de esos chicos que más que pirañas, son pirañitas.