La Cámara Segunda del Crimen se apresta a condenar a dos policías santafesinos, increíblemente en funciones y con cargos importantes. Se trata del comisario Oscar Lezcano, jefe de la comisaría de Sastre, y del subinspector Emanuel De Bórtoli, actualmente en Rafaela. Ocurre que estos funcionarios públicos están acusados de haber intentado apropiarse de un cargamento robado por piratas del asfalto mediante una pícara maniobra, descubierta in extremis gracias a un llamado al 911 de la policía de Córdoba.
El hecho sucedió en 2015, cuando desde la provincia de Santa fe perseguían a un camión con un acoplado cargado con 174 lavarropas robados. Por tal motivo, y con una orden de secuestro, llegaron a nuestra ciudad estos intrépidos policías quienes, según la acusación, tenían en realidad otros planes que inmediatamente pusieron en práctica.
Desengancharon el camión del acoplado y no avisaron nada, mucho menos de los lavarropas robados. Por lo tanto, «cumplieron» con lo del camión pero engancharon el acoplado a otro camión que habían traído desde Santa Fe y que manejaban otros dos sujetos, uno de ellos hermano de Lezcano.
Cuando ya se estaban yendo de nuestra ciudad fueron detenidos en la zona de circunvalación y ruta 19, advertidos los cordobeses por un anónimo que conocía esta «travesura». Fue en esa circunstancia cuando los policías santafesinos le pidieron a sus pares locales un «arreglo» para que los dejen seguir: les ofrecieron entregarles 20 de los 174 lavarropas que se llevaban.
Lezcano y De Bórtoli serán juzgados en algún momento por lo que intentaron apropiarse, y además por encubrimiento e incumplimiento de deberes de funcionario público. Pero en el presente juicio, son juzgados por la acusación de cohecho activo que sostiene la fiscal Laura Battistelli y por la que podrían recibir una condena de cumplimiento efectivo. O sea, además de policías ladrones, coimeros.