A casi 50 años del inicio del terrorismo de Estado en nuestro país todavía brotan un montón de consecuencias, secuelas e historias no cerradas, y como si desde el más allá clamaran a gritos para que la verdad aflore a pesar de tantas adversidades.
Hace algunos días, el juez federal Miguel Hugo Vaca Narvaja restituyó los restos de Luis Eduardo Santillán Soria a sus familiares de la Comunidad Sanavirona, y luego de haber sido asesinado por la incipiente Triple A, el 29 de septiembre de 1974, en lo que se registra como el primer crimen en Córdoba de este grupo formado por el entonces ministro López Rega e integrado por militares, policías, civiles y delincuentes habilitados para secuestrar, torturar y matar a militantes populares, comunistas y de la distintas organizaciones estudiantiles y políticas como la Juventud Peronista a la que él pertenecía. En aquel momento, Luis Santillán se dirigía acompañado por otros tres jóvenes a un encuentro de juventudes agrarias en Cruz del Eje, cuando fue secuestrado, asesinado y su cuerpo tirado a un barranco del camino al cerro Pan de Azúcar.
Como fue sepultado sin acta de defunción, persistían las dudas sobre sus verdaderos restos, por lo que se procedió al cotejo de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos para confirmar la identidad que se esperaba. Aquel año 74 había comenzado en Córdoba de la peor manera, con el Navarrazo y el derrocamiento del gobernador Obregón Cano el 27 de febrero, y cuando Juan Perón era el presidente del país. La cacería organizada de trabajadores, estudiantes y militantes recién comenzaba y tenía como blanco a aquellos que luchaban por una sociedad más justa y equitativa.
Como ha sucedido con muchos desaparecidos, nunca se sabrá quiénes los mataron. Pero en el caso de Luis Santillán, al menos ahora y después de casi medio siglo, sus familiares y descendientes lograron recuperarlo para un eterno descanso en paz en el cementerio de Río Segundo. Luis tenía sólo 22 años y pertenecía a la comunidad sanavirona Kancharys del Xanaes. Su nombre étnico era Inti Kundur Iskawuary Sinchy que significa «Cóndor del sol, valeroso e indomable». Sin embargo, sus compañeros lo llamaban Sayry, que significa «Príncipe del bien que ayuda a los necesitados».