Febrero de 1980. La remontada se logró en apenas tres lustros. Para entonces Malcolm (cerebro de la banda) tiene 27, Angus 25. Todo pasó rápido: La llegada a Australia de los Young, con el pasaje subsidiado de diez libras. Dejar de morder el hollín de Glasgow y hacerse un lugar en los rudos suburbios de Sydney. Abrazar la música como los hermanos Alex y George. Adorar a los Easybeats (banda de George), aprender de sus errores. Armar ese torbellino llamado AC/DC que debuta en 1974 (con un single cantado por Dave Evans). Encontrarse en el polvo rojo de Adelaida al batero y cantante Bon Scott, siete años mayor que Malcolm, y desde entonces auténtica familia con los Young. En 1975, llegan dos placas. Luego, la posibilidad de volver a Europa y el ascenso sufrido pero constante, con cuatro discos más (de edición internacional). Tras un cambio de productor (Robert Mutt Lange reemplaza a los ex Easybeats George Young y Harry Vanda) alcanzan la gloria con Higway to Hell (1979).
¿Era posible que esos petisos mal llevados, que habían venido de allá abajo” (como los ingleses refieren geopolítica y socialmente a Australia) hicieran algo mejor que temas como Touch too Much”, Girls Got Rhythm”, Night Prowler” o el himno que da nombre a aquella placa triunfal? Hacia fines de 1979, los hermanos trabajan en los próximos y potentes riffs a los que la dupla Clff Williams (bajo) y Phil Rudd (batería) les pondrán ritmo, mientras Bon aporta letra y voz. Pero en la noche del martes 19 de febrero de 1980, Scott muere en Londres, en el auto de un amigo, tras una borrachera.
¿Cuántos grupos quedaron en el camino al tener que reemplazar a su primera voz, en este caso también frontman y letrista? Malcolm resuelve rápido. Esquivando una danza de nombres, toma a desgano la sugerencia de Lange para una prueba: Brian Johnson, casi un excantante varado en Newcastle, alternando su trabajo como colocador de parabrisas con un intento de reflotar su antigua banda Geordie, que en una etapa de mediana repercusión (1972-1978) había sido vista por los Young en Australia.
La química funcionó y Lange se los lleva a Bahamas. Tormentas, limitaciones y angustia empujan, sin embargo, al punto más alto en la carrera de AC/DC. Back in Black, con una tripulación excepcional (donde sobresale el ingeniero Tony Platt), toma forma. Se completan las letras (donde se podrían haber usado algunas ideas de Scott, mito nunca suficientemente aclarado para los fans) y se definen los últimos temas.
Pocas semanas en Nassau, y diez días en Nueva York, bastaron para completar aquella pieza maestra de tapa completamente negra, en señal de luto. Publicado a fines de julio de 1980 en los EE.UU. (luego en el resto del mundo) sobrevino la explosión. Número 1 en los principales rankings y 131 semanas en el Top 40 norteamericano. Más de 50 millones de copias vendidas (sólo superado por Thriller de Jackson). La decena de temas editados, no necesita presentación, todos son clásicos: las campanadas de Hells Bells”, la contundencia de Shoot to Thrill”, What do yo do for Money honey”, Givin the dog a bone” o Back in Black”. Los climas de You shook me all night long”, Shake a leg” o Let Me Put My Love Into You”. La estirpe de Have a drink on me” y Rock’n’roll ain’t noise pollution”.
Desde entonces, no hay músico de rock, estrella o no, que rechace haberse inspirado en alguno o varios pasajes de aquella obra monumental. Si analizamos la nueva ola del metal británico (década del 80, desde bandas con historia anterior como Judas Priest, Saxon o Scorpions hasta las que nacían entonces como Def Leppard), el rock en español con Barón Rojo o Riff, el rock alternativo de aquellos años (el Electric de The Cult para ejemplificar) la revolución californiana de fines de los 80 y comienzo de los 90 que lleva a diversos caminos (Metallica o Guns and Roses para poner ejemplos) y aún el grunge de la misma década con Nirvana, Pearl Jam o Soundgarden ¿Quién puede decir que no abrevó una pizca en aquel manantial?.
Pero Back in Black, como otras grandes contribuciones al arte, trasciende al rock, y aún a la música; es un puente que permite conectar a la civilización humana de las últimas cuatro décadas.
Partitura para toda clase de acontecimientos, desde bailes hasta episodios bélicos como el derrocamiento de Noriega en Panamá (entre otros), desde casamientos o películas para todas las edades hasta funerales, forma parte de un código común que vincula a generaciones enteras.
La carrera de los AC/DC continuó; siempre en el centro de la escena, aunque sin alcanzar otro hito como Back in Black. Fueron ocho discos más hasta el 2000. El siglo XXI recibió a los escoceses con los brazos abiertos, renovando su prestigio con producciones como Black Ice (2008) y Live in River Plate (conciertos de 2009 -estuvimos ahí- publicados en 2011).
A 40 años de la publicación del disco, sólo queda Angus a bordo. Las muertes de George Young (un AC/DC genuino, que además de guiarlos se calzó muchas veces el bajo o las guitarras además de producir sus discos), el inigualable Malcolm, la salida por riesgo de sordera de Johnson (con 72 pirulos es difícil que vuelva al combate), la separación de Rudd por sus problemas judiciales (podría estar cerca de Angus actualmente) y el retiro (¿definitivo?) de Williams, desencadenaron una última gira muy difícil en 2016, con Axl Rose como vocalista invitado, Stevie Young (sobrino de Angus y Malcolm) como guitarrista rítmico, Chris Slade en batería (los dos tuvieron paso anterior por la banda en reemplazo de Malcolm y Rudd, respectivamente) y Angus como nervio motor de aquella patriada.
Hoy, mientras los medios apuestan con eventuales giras o discos, ese hombre de 65 años, que ha perdido a todos sus hermanos de sangre y gran parte de los que le ofrendó la vida, quizá deba decidir si no ha llegado la hora de enriquecer el tesoro de emociones y recuerdos, guardando en el ropero su inolvidable traje de colegial. Y reinventarse como en 1980, cuando quince años de esfuerzo lo llevaron a ser parte, en la peor circunstancia y tras pocas semanas, del parto rockero más glorioso de todos los tiempos. Con una tranquilidad: nadie le pedirá otro Back in Black. Ya lo hizo y será para siempre, patrimonio de toda la humanidad.