DO
Sergei Loznitsa se propone una empresa: retratar la preeminencia de los funerales en la Unión Soviética. Desde el entierro de Lenin en adelante. Lo que no puede prever Loznitsa es encontrar semejante tesoro enterrado: en el Archivo Estatal Ruso de Documentos Fílmicos y Fotográficos de Krasnogorsk (20 km desde Moscú) da con 40 horas de película, en blanco y negro, a color también. El registro de 200 camarógrafos durante los tres días posteriores al anuncio de la muerte de Iosif Vissarionovich Stalin.
Por el aire vuela el proyecto original: Loznitsa advierte que las exequias de El padrecito de los pueblos” sintetizan todo lo que quería decir. Una pregunta, que quizá formula al momento del hallazgo, y que luego sí hace pública: ¿Cómo es que a nadie se le ocurrió la idea antes?”
RE
State Funeral” es una antología de emociones humanas. Un rostro llora, desconsolado. Otro lagrimea, apenas, aunque no es posible arriesgar si de dolor o íntima satisfacción. Muchos lucen imperturbables, serios; lo correcto sería decir neutros. Caras que no dan indicios pero que tampoco se esconden.
Rostros pendientes del fuera de campo. Hay un cuerpo embalsamado contenido por una desmesurada ofrenda de flores y plantas exóticas, el cajón ligeramente inclinado hacia delante. Los militares se exhiben ásperos cuando pasan delante del muerto. Las mujeres pobres cubren sus cabezas con pañuelos y lloran, no paran de llorar. El ritmo del oleaje humano en el Salón de las Columnas, dentro de la Casa de los Sindicatos en Moscú, es sonámbulo.
De las actitudes que circulan frente al féretro hay una que impacta por original: el hombre viene destacándose desde el punto de fuga, un cincuentón calvo. Mientras avanza, sin dejar de mirar hacia el cuerpo que reposa, busca algo en el bolsillo interior de su abrigo. El ademán de quien va a extraer un revólver o una petaca. El fallecimiento de Stalin le resulta inconcebible. Necesita cerciorarse, mirar de una manera que nadie mira, usar la tecnología disponible de ser necesario. Los binoculares le sirven para confirmar que Stalin está muerto, a solo cinco metros de distancia.
MI
Las tomas son magníficas, una verdadera ventana a la URSS de 1953. Un pueblo petrolero de Azerbaiyán y el rostro duro de sus trabajadores. Curtidos parajes cercanos a la frontera con China.
Las chimeneas urbanas de Bielorrusia. La maqueta perfecta de Moscú que los planos generales lentamente componen.
El frío invade todo.
Aunque en cada uno de estos puntos el silencio responde a razones disímiles, la suspensión que acaece cuando a través de la radio se anuncia la muerte de Stalin tiene la fuerza para involucrar al espectador en la escena.
FA
Lavrenty Pavlovich Beria, el amo policial del stalinismo. Puede vérselo en la película dando un enérgico discurso en Plaza Roja: Aquellos que tienen ojos para ver pueden darse cuenta… ¡Ahora tenemos que estar más alertas! No permitir que nadie piense que los enemigos del Estado soviético pueden encontrarnos desprevenidos”.
Unos meses después, en un expeditivo proceso, Beria es ejecutado.
Loznitsa dice que la muerte de Stalin es el comienzo del fin de la Unión Soviética. Un elefante herido de muerte que dilata la caída. En los últimos años funcionaba por inercia”.
SOL
Loznitsa trabaja actualmente sobre las imágenes de archivo rodadas en el momento en que Ucrania es ocupada por los alemanes. El acontecimiento de la película es la masacre de 34.000 judíos en el barranco de Babi Yar, en Kiev.
El ucraniano no considera que estos sean temas del siglo pasado. Hoy se erigen monumentos a Stalin en diversas partes de Rusia”.
LA
Mikhail Kaláshnikov muere en 2013. El AK-47 es su diseño más difundido: la perfección del arma asesina. Por poner una cifra, dentro de un mercado del que no se sabe nada, estiman que el rifle de asalto ha sido fabricado al menos 100 millones de veces. Estados de Occidente, grupos terroristas, revolucionarios, mafias, sicarios, paramilitares… todos han comprado el AK-47.
En 2004 el presidente ruso, Vladimir Putin, condecoró a Kaláshnikov con la Orden al Mérito Militar. Es un excelente momento para levantar una estatua de 7 metros. Se hacen los bocetos con la figura del inventor y varios modelos del fusil. Como chiste de pésimo gusto, una de las armas que aparece en el monumento no pertenece a Kalashnikov. El StG 44, el fusil nazi, tiene que ser limado a poco de la inauguración.
SI
La banda sonora sostiene las dos horas doce minutos que dura la película. El diseño de sonido fue pensado por Loznitsa como parte central de la película. La música, que enlaza los momentos de tensión y distensión, es la misma que se tocó durante los tres días y tres noches que duró el velatorio.
El director utiliza los discursos de una emisión radial que se transmitió en toda la URSS el día del funeral. Es magistral cómo se ha reconstruido la atmósfera glacial, los sonidos del pueblo por las escaleras, el roce de las telas y el murmullo sordo de los lugares cerrados.
DO
Duerme bien, mi bebé/ Callate, mi querido cascabel/ Duerme bien, mi pequeño/ Sin preocupaciones y feliz/ Los años pasarán volando/ Vas a volar lejos de nuestro nido/ Serás alimentado/ Serás guiado/ Por la mano todopoderosa de Stalin”.
Después de esta preciosa canción de cuna final (un diamante en la nieve moscovita) las leyendas son el anticlímax de la despedida monumental:
27 millones de soviéticos fueron asesinados, ejecutados, torturados hasta la muerte. Se estima que 15 millones murieron de hambre durante el período de Stalin”.
State Funeral” está disponible en MUBI. Por estos días también pueden encontrarla en YouTube, gratis y con subtítulos. Aprovechen antes de que sea demasiado tarde.