Por Gustavo Aro (especial para HDC)
“Si el dinero vuela pronto
si andar contento cuesta un toco
y una sonrisa ayuda un poco
sonreí, lo bueno va a venir
lucha lucha y seguí…
… Seguí, seguí, seguí, seguí en carrera
poné, poné, poné, poné primera
seguí, seguí, seguí, seguí poné primera
lucha, lucha, que pierde el que se entrega…”
La letra de la canción Seguí en carrera sale de la voz de Nadir Ladu y con ese cuartetazo comienza el ensayo. Nadir Ladu es “el Turquito”, la voz cantante del Cuarteto Inclusivo.
Es un día de semana en una casa del barrio Primero de Mayo. “El Turquito” recibe a HOY DÍA CÓRDOBA. En el living de esa casa ya hay instrumentos musicales dispuestos, consola de sonido, micrófonos y gente, mucha gente, y se siguen sumando.
Están Joel (teclado), Mario, Marco (güira), Candela (bajo), Ignacio (tambora), Emanuel (conga), Juan (timbales), Alejandro (batería), Nano (güira), Jonás (pandereta), Emanuel (conga), Lucas (locutor) y por supuesto “el Turquito” (cantante). La familia de Nadir acompaña. Mira, observa, disfruta.
¿Nadir, cómo empieza esta historia?
-Bueno, esta historia empezó con mi hermano Jonás, que tiene síndrome de Down. Empezamos los dos por una cuestión de salud él, que había caído en un pozo depresivo. Y bueno, la música siempre lo ayudó. Así que empecé con él, tocando en una peña, con un teléfono, con una pista. Los dos, él solito con la pandereta, yo cantando y ahí nació todo esto. Después se fueron sumando los chicos con el objetivo de que se pudieran sumar más personas con discapacidad
Partiendo siempre de la idea que la música sana…
-Totalmente. La música es sanadora. La música es vida, lo digo siempre y lo puedo ver diariamente en cada uno de nosotros. La música nos saca de lugares bastante complicados en el día a día.
¿Son todos de la zona?
-No, de todos lados. Renacimiento, 1º de Mayo, San Vicente, Yapeyú, Carlos Paz. Un poquito de todos lados. Justamente por eso tenemos que combinar muy bien los encuentros por el tema de la movilidad. Jonás y Nano tienen síndrome de Down, Ignacio padece mielomeningocele y yo tengo una amputación en la mano derecha. La idea de esto es mostrar que se puede trabajar tranquilamente entre chicos que no tienen discapacidad y chicos que tenemos discapacidad. Esto es lo que estamos queriendo fomentar, a lo que apuntamos, y romper con eso de que por tener una discapacidad no les dan una oportunidad en las bandas consagradas. Yo busco que esto sea una herramienta de trabajo para los chicos. Que no sea solamente limpiar un vidrio, pedir en la calle o vender media, que no está mal, pero tampoco es lo correcto por tener una discapacidad.
Una herramienta sanadora
Distintos estudios científicos demostraron que la música tiene un impacto significativo en las personas con discapacidades, incluyendo el síndrome de Down.
Entre los beneficios más significativos se cuentan el desarrollo cognitivo, el desarrollo motor, la expresión emocional, la socialización, la autonomía y la confianza. La música puede estimular el desarrollo cognitivo y ayudar a mejorar habilidades como la memoria, la atención y el lenguaje. Además, tocar instrumentos, seguir ritmos y moverse al ritmo de la música pueden mejorar las habilidades motoras finas y gruesas.
También ofrece una vía para que las personas expresen sus emociones y para aquellos que pueden tener dificultades para comunicar sus sentimientos verbalmente, la música puede servir como una forma de expresión y comunicación.
También la terapia musical es una forma de intervención que utiliza la música para alcanzar objetivos terapéuticos específicos. Para personas con síndrome de Down, la terapia musical puede ayudar en el desarrollo de las habilidades sociales. La participación en actividades musicales grupales puede promover estas habilidades para la interacción social y la construcción de relaciones.
En general, la música es una herramienta poderosa para apoyar el desarrollo y el bienestar de personas con síndrome de Down, ofreciendo oportunidades para el aprendizaje, la expresión y la conexión social.
En el contexto de la discapacidad, el cuarteto cordobés tiene un ritmo vibrante y alegre que aporta varios beneficios para personas con discapacidades, incluida la discapacidad intelectual como el síndrome de Down.
El tunga tunga tiene un ritmo marcado y contagioso, lo que puede ser útil para mejorar la coordinación motora y el sentido del ritmo. Por ello, participar en actividades que involucren seguir el ritmo del cuarteto puede ayudar a desarrollar habilidades motoras finas y gruesas.
Discapacidad y cuarteto inclusivo
El deporte ya tiene bastante incorporada a la discapacidad, pero en otros ámbitos, como la música, parece ser más complejo, no?
-Muchos me dicen que hay chicos no videntes que ya cantan y son súper famosos. Pero yo siempre hago la pregunta, ¿y a cuántos chicos más no videntes les da trabajo? ¿O cuántos chicos con discapacidad tienen en su grupo? A ninguno. Entonces yo apunto a eso y a mostrar lo que hacemos. Todos tenemos que tener posibilidades, todos tenemos el derecho a hacer lo que nos gusta y trabajar en eso. Porque lo que nosotros buscamos es trabajar de lo que nos gusta como lo hace la mayoría de la gente.
¿Y cómo está ese tema hoy?
-Flojo, porque todo está flojo en este país. Pero lo que yo más busco y quiero es que realmente para el tema de discapacidad haya unión. Hablando políticamente, porque por ahí uno le lleva la idea a uno y después al otro y el otro es como que te ayuda pero el otro no. Y no sé por qué serán así. Yo creo que es algo que necesitamos, apoyo, ayuda. En cuanto al trabajo, yo tengo fe que vamos a empezar a trabajar si Dios quiere. Hablando de nosotros específicamente, somos los únicos que hacemos esto, pero la idea mía es que más chicos se animen a tener su banda de rock, su banda de folclore, de cumbia, de cuarteto. Ojalá, bienvenido sea y que esto se expanda.
¿Sólo hacen cuarteto?
-Hacemos temas de rock, pero el cuarteto es la base.
Por ahora covers…
-Por ahora covers, pero tenemos temas escritos que queremos grabar. Pero bueno, como todo, hay que tener plata para esas cosas. Para que se den una idea, yo por ejemplo soy un chico que junto a mi señora hacemos pan casero y a esto del cuarteto inclusivo lo hago desde el corazón y con mucho amor. Tengo fe que en algún momento los frutos se van a dar.
Decíamos que la música ayuda para la discapacidad, es sanadora, ¿actuará de la misma manera en los padecimientos diarios, en las vulnerabilidades cotidianas?
-Totalmente. La música ayuda en todas estas vulnerabilidades en las que estamos. Totalmente. Y es a lo que también apunto. Hay muchos chicos que pasan por momentos difíciles, que en la casa no tienen por ahí el apoyo. Vemos en la calle todo lo que está pasando, sobre todo con la juventud. Creo que esto es una posibilidad. La música es una posibilidad para todos. Y justamente también para los chicos que no tienen la posibilidad de ir a un Centro Vecinal del barrio a aprender música. Yo presenté una propuesta para tener escuelitas en los centros vecinales para que los chicos puedan ir a aprender tranquilamente. Por ejemplo, a un chico en silla de ruedas que vive en 1º de Mayo no le resulta fácil ir hasta el centro a aprender a tocar gratis. Se le complica con el colectivo, con el taxi que no te quiere subir.
Otras voces
Ignacio tiene mielomeningocele, una malformación congénita que forma una protrusión de la médula espinal que, dependiendo de la ubicación y la severidad, a menudo incluyen problemas neurológicos como debilidad en las extremidades, problemas de control de esfínteres, y dificultades motoras. “Nacho”, cómo le dicen en la banda, toca la tambora y estar en la banda es una vía de escape.
“Sí, totalmente, es eso y mucho más. Llevo 11 años haciendo esto y cómo decía `el Turco´, sí, por ahí se me complica en lo que es transporte, pero eso no me frena para hacerlo. La música ante todo”, dice Nacho.
Lucas, el locutor, escucha a “Nacho” y toma la palabra: La música es sanadora y también es para nosotros una inyección al alma, al corazón. Lo decimos siempre que termina una actuación, es una inyección de amor. Te infla, te llena el alma y enseguida surge el deseo de otro show, porque es lo que realmente nos gusta hacer. Ver brillar a los chicos en el escenario, a la gente que nos acompaña, es algo que no tiene nombre, no tiene precio ver la alegría que genera la música
Te emocionas al hablar…
-Esto que hace el Turco, la música del cuarteto inclusivo, para nosotros es todo, es básicamente todo, y lo hacemos a pulmón, con muchísimo amor, remándola, porque es un rubro muy complicado, muy difícil. Si uno no tiene un productor de peso que te empuje, te apoye, se hace muy complicado. Entonces como que la satisfacción tiene por ahí una cuota, un plus. Todo de principio a fin, es a pulmón y lo hacemos con muchísimo amor por sobre todas las cosas.
Detrás de los músicos, en silencio e intentando pasar inadvertido, está Raúl, el papá de Mariano, a quién todos llaman “Nano”. “Él adora la música, adora la música y tuvo la oportunidad de conocer a Nadir. Se lo presentó mi hermano, que hace locución, y bueno, lo llamó y le dijo que se podía integrar a la banda. Nosotros nos sentimos orgullosos y sabemos de los esfuerzos que hace él, para lidiar con los chicos. Estamos orgullosos, y nosotros los papás, los familiares, apoyamos al ciento por ciento para lo que haga falta y esté a nuestro alcance. , y bueno, lo que haga falta, ya sabes, así que la verdad, muy orgulloso de ellos.
“Bueno chicos, toquen algo, HOY DÍA CÓRDOBA no se va a ir sin escucharlos”, fue el pedido para ir cerrando una noche mágica. Otra noche mágica.
Y la banda tocó…, y largaron una playlist que transitó por los clásicos de Carlitos Rolán como Don Goyo y El Lobizón y los infaltables de “La Mona” Giménez.
En el cálido abrazo de la música, el cuarteto inclusivo se alza como un faro de esperanza y superación. La historia de Nadir Ladu, “el Turquito”, y su banda no solo es un testimonio de la fuerza transformadora de la música, sino también un llamado a la inclusión y al reconocimiento del talento en todas sus formas.
Cada acorde y cada ritmo que emana de sus instrumentos cuentan una historia de resiliencia y pasión. La música, en sus diversas manifestaciones, actúa como una terapia poderosa que supera barreras y une corazones, y el cuarteto inclusivo encarna esta verdad con cada actuación.
A través de sus melodías, el grupo no solo ofrece entretenimiento, sino también una lección de vida sobre la importancia de la inclusión y la posibilidad de construir un futuro mejor para todos, independientemente de las circunstancias. Con cada show, con cada ensayo, demuestran que la verdadera riqueza está en la diversidad y en el esfuerzo compartido.
Así, en cada nota del cuarteto, se encuentra un mensaje claro: la música es una herramienta sanadora, una fuerza unificadora, y un camino hacia la igualdad. El cuarteto inclusivo no solo toca música; toca vidas, inspira cambios y celebra la vida en toda su diversidad.
Cada noche que suben a un escenario, demuestran que lo mejor está por venir, y que la música, en su esencia más pura, puede cambiar el mundo.