La película Matate, amor (Die, My Love) llegará a los cines el 6 de noviembre. Tras la publicación de su primer tráiler, este estreno ya trasciende la simple novedad de cartelera. El film, basado en la primera novela de la escritora argentina Ariana Harwicz, se ha consolidado como un hito que cruza las fronteras de la literatura independiente y el star system de Hollywood. Esta obra trasciende la proyección y se consolida como validación global de una exploración cruda y sin concesiones de la maternidad y la salud mental.
La dirección de la escocesa Lynne Ramsay y las actuaciones de Jennifer Lawrence y Robert Pattinson han puesto el foco sobre una obra que ya era relevante en el circuito literario. La novela original, publicada en 2012 con el sello de una editorial independiente y con apoyo financiero personal, se transformó en 2017 en candidata al prestigioso «Premio Booker Internacional» en su versión en inglés. Este reconocimiento no solo disparó su traducción a más de veinticinco idiomas, sino que también abrió mercados editoriales tradicionalmente inaccesibles.
De lo local a la narrativa global
El interés de la industria no es casual. La sinopsis de la película subraya la espiral de locura de su protagonista, Grace, y su pareja, Jackson, en un entorno rural. La visión de Ramsay, de acuerdo con sus propias declaraciones, busca una honestidad brutal en la complejidad del amor y la vulnerabilidad, abordando la maternidad de una forma madura y desinhibida.
La inclusión de Martin Scorsese en la producción es un aval decisivo. Su presencia, junto a un elenco de apoyo que incluye a LaKeith Stanfield y Sissy Spacek, indica que el proyecto se alinea con un cine que persigue el riesgo narrativo y la inmersión psicológica profunda. La película ha sido destacada por críticos por evitar una narración lineal, sumergiendo al espectador en el colapso mental de Grace mediante un diseño visual y sonoro innovador, una característica que rompe con ciertos moldes narrativos tradicionales.
El impacto en la conversación cultural
El recibimiento de la película, que incluyó una ovación de varios minutos en el Festival de Cannes y proyecciones en el Festival de San Sebastián -donde Lawrence fue reconocida con el premio Donostia a su trayectoria- posiciona a «Matate, amor» como una tendencia que influirá en el debate sobre cómo se representan las relaciones interpersonales y la salud mental en la cultura popular.
El éxito de la novela, que forma parte de la conocida «trilogía de la pasión» de Harwicz (Matate, amor, La débil mental y Precoz), sugiere que hay un público amplio, a nivel mundial, receptivo a narrativas que aborden las facetas oscuras y contradictorias de la vida doméstica. Que un texto originado en el circuito independiente argentino sea la base de una producción de esta escala demuestra el poder de las voces literarias disruptivas para inspirar soluciones narrativas innovadoras en la industria cinematográfica global. La película, al final, ofrece una perspectiva no solo sobre el amor, sino también sobre la potencia creativa de la literatura argentina.
Ciro y los Persas regresan a Córdoba para tocar en la Plaza de la Música