Por Marcelo Lucero y Francesca Bottaro Castilla
El sector libero atraviesa un momento de profundo malestar a raíz de la propuesta de derogación que establece la uniformidad del precio de venta de los libros incluida en la Ley ómnibus. Desde las cámaras de la industria aseguran que la modificación va en contra de los lectores, autores, editores y librerías independientes, además de representar un riesgo cierto a la diversidad de la oferta. Asimismo, aseguran que la derogación fue inconsulta y sostienen que los únicos beneficiarios de la medida son los supermercados.
“No vemos ninguna ventaja en liberar el precio, no vemos ninguna ventaja para que la sociedad lea más por el precio liberado. De hecho, en experiencias como la de Inglaterra, cerró el 30% de las librerías porque ahí si se liberó y se produjo una concentración de ventas en ciertas cadenas en desmedro de las librerías, especialmente las librerías temáticas”, dijo a HOY DÍA CÓRDOBA Pablo Kaplun, Vocal titular por el interior de la Cámara Argentina del Libro (CAL) y dueño de la cadena de librerías El Emporio. Y agregó: “La experiencia demuestra que al liberar los precios hay menos interés por publicar libros por parte de los escritores, porque no hay interés de las librerías en tener todo el fondo editorial, todos los libros, sino que se tiene solamente lo que se vende”.
Cabe señalar que el artículo 60 del proyecto de ley “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” que impulsa el Gobierno nacional propone la derogación de La ley 25.542, también conocida como Ley de Defensa de la Actividad Librera. Esta normativa establece que los editores deben fijar un precio único para la venta de libros, el cual debe respetarse en todos los puntos de venta, desde las librerías más pequeñas hasta las más grandes.
“Nosotros los libreros ganamos en la venta de los ‘best sellers’ para poder tener todo el fondo editorial para los lectores que quieren leer distintos tipos de libros”, explicó Kaplun, que consideró que “el que pierde es el lector que va a las librerías y que busca distintos tipos de libros, distintos tipos de géneros”. “Imaginate que, si una editorial pequeña quiere hacer libros de poesía, de cuentos o de géneros que no se venden tanto, con este sistema se van a vender menos o van a desaparecer, porque las librerías van a vender solamente los ‘best sellers’, los libros de salida más fácil, ¿por qué? Porque al liberarse el precio del libro no va a haber posibilidades de editoriales pequeñas o de librerías pequeñas de tener ese fondo que hoy podemos tener gracias a esa clara regla de juego que hay gracias a la Ley del libro”.
Con él coincidió Laura Forni, secretaria general de la Cámara Argentina de Librerías Independientes (Cali) y dueña de la librería Tren Nocturno, en Banfield (AMBA). “No existen, al menos en todos los países, que o no tienen ley o la han derogado, un libro más barato. Quizás algunos ‘best sellers’ sí, porque eso les conviene en los supermercados, pero la mayoría de los libros, no. Y en realidad lo más grave de todo esto es que se va a reducir muchísimo la bibliodiversidad, que está garantizada por la cantidad de editoriales nacientes y la cantidad de librerías de todo formato en todos los puntos de un territorio tan vasto y tan heterogéneo como es la Argentina, que pueden tener la selección de libros que decidan, dentro de todo, conociendo a su comunidad”.
A su vez, tanto Kaplun como Forni aseguraron que la derogación de la ley solo beneficia a grandes superficies como los supermercados. “Ellos tienen 200 títulos y van a vender los libros a un precio más bajo, porque no les importa ganar en los libros, sino que les importa que la gente vaya y compre otros rubros, otras cosas. Por eso digo que al bajar los precios de los libros `best seller´, las librerías no van a poder vender esos libros, porque van a tener que bajarlos de precio y por eso no vamos a poder tener todo el surtido que tenemos hoy”, sostuvo Kaplun.
Por su parte, la representante de Cali sostuvo que “los supermercados hacen una oferta con algo, pero ganan por otro lado”. “Y hacen eso con algo como el libro, que no es como una mercancía más, sino que es un bien que no es intercambiable, y no es una cuestión de que pueden competir por precio, porque hay derechos de autor, propiedad intelectual, y porque ya tiene una estructura de costos también fija”.
Según contó el dueño de El Emporio Libros, las medidas no fueron consultadas. “El Gobierno no se acercó a ninguna cámara de librerías del país, no hubo un diálogo en ningún momento, no hubo un interés de investigar cómo es la actividad librera, cómo es la actividad editorial”.
El origen y la necesidad de una ley que regule los precios
Forni contó que la ley de regulación de precios fue producto de que, en el año 2000, los supermercados que vendían libros en una fecha publicaron muchos libros con el 50% descuento. “¿Por qué? Porque podían hacerlo, porque tenían espalda financiera y ejercían el efecto dumping (vender por debajo del costo)”, dijo la librera. Esto provocó un cimbronazo en la industria librera, que estaba atada vender los productos según los costos fijos de los libros y llevó a la elaboración de la normativa para frenar el avance de este tipo de prácticas.
Por su parte, Kaplun aseguró que “la ley está hecha en base a experiencias en lugares donde la actividad librera, más que nada la lectura en la gente, funcionó”. “Japón, Francia, España, Suecia y en otros países el precio es único y, por ejemplo, hay un país que no recuerdo si es Países Bajos que se liberó el precio, pero las editoriales y las librerías decidieron sostener un precio único”, detalló.
En tanto, Forni contó sobre la fallida experiencia de Gran Bretaña al derogar la ley, tal como se propone en nuestro país. “Después de derogarla, en pocos años, el número de librerías se redujo un tercio y por un breve tiempo los libros estuvieron más baratos, por eso que comentaba del efecto dumping, pero después estuvieron más caros. Fue una cuestión lógica. Si se reducen los puntos de venta, el editor, para poder tener rentabilidad del producto, inevitablemente lo va a tener que estar vendiendo más caro”.
A diferencia de otros bienes, Kaplun consideró que es fundamental regular el precio de los libros. “Al libro hay que tratarlo de otra manera porque hay que fomentar la lectura y no lo digo porque seamos libreros. De hecho, tenemos un interés y vivimos de esto, pero es cierto que, si no se fomenta la lectura, los pueblos no crecen. Si medimos por distintos tipos o metodologías de mediciones de como un país se compara con otro hay mediciones donde se estipula cuantos libros se leen por año en cada país, por persona y, justamente, los mejores países son en donde más se lee”, concluyó.