Vacaciones de invierno. En la Biblioteca Córdoba tiene lugar una nueva edición de Refugio, un espacio para la promoción de editoriales independientes. Lejos de ser excepcional, la iniciativa responde a la constante demanda de escritores, escritoras, lectores y lectoras que buscan alternativas estéticas a las propuestas comerciales. Los distintos sellos exhiben catálogos diversos, que oscilan entre la poesía y la crónica, la narrativa y la novela gráfica. Hay para todos los gustos.
La literatura escrita en Córdoba se ha visto retroalimentada, a lo largo de la historia, de proyectos editoriales significativos. Algunos se han mantenido en el tiempo, como la emblemática Alción, mientras que otros han visto la luz de manera fugaz, aunque con gran impacto, como La creciente. Muchos han quedado en el camino o se han transformado. Porque permanecer no es fácil, más aún en tiempos de crisis.
En la actualidad, más de cincuenta sellos tejen redes de resistencia frente a la dinámica del mercado y, al mismo tiempo, promueven la difusión de voces emergentes o consolidadas, pero siempre potentes, singulares.
El escritor Nelson Specchia, editor de la revista Clarice, comenta que la intuición que lo guía en la edición tiene que ver con la revalorización del cuento como género. “Las editoriales del mainstream quieren novelas, que es más fácil de vender. Entonces, nuestro interés original fue publicar cuentistas noveles, locales, que tuvieran difícil acceso a las grandes editoriales nacionales. Considero que el cuento está en nuestro ADN, es una de las fortalezas de nuestra literatura y es necesario reivindicarlo”.
Clarice surge en plena pandemia. Según Specchia, el aislamiento fue favorable para poner en marcha el proyecto de una revista virtual y de libre acceso, que llegara a todos lados. “Luego, el proyecto fue mutando, salió en papel, se diversificó a la poesía, el arte, la crónica de viajes que, junto con el cuento, son los cuatro pilares que hoy tiene la editorial.”
Entre sus publicaciones se destacan la recopilación de los cuentos inéditos de Carlos Busqued, un ensayo sobre los tatuajes en el cristianismo denominado Alma, corazón y tinta, una cuidada versión del poema Gilgamesh y el último libro de cuentos de Cezary Novek, Esto no va a quedar así, entre otros títulos.
“Nuestra apuesta estética y política no se relaciona con una literatura border, de marginalidad, pero va en contra de los criterios comerciales mayoritarios. Así, por ejemplo, publicamos el libro de poemas homo-eróticosFlores Lascivas, de gran poeta canadiense Jean-Paul Daoust, en la primera traducción al castellano que hizo Leandro Calle. Ese tipo de resquicios, que no encontrarían lugar en las editoriales tradicionales, nos interesan.”
Los efectos del Covid
Otros sellos editoriales irrumpieron en el marco de la pandemia, como una especie de luminoso efecto secundario. Valeria Ciarapica, de Lote11, expresa que ese contexto singular le permitió entrar en movimiento, habitar el lugar del deseo. “La velocidad diaria se había detenido y comenzaba a germinar el deseo del lote personal. En ese espacio singular en ebullición y con la suma de mucha gente querida es que inicio este recorrido de experimentar y construir libros con otros y otras.”
Lote 11 editó Escribir cartas como quien canta, un volumen de cuarenta y tres cartas de Daniel Moyano que fueron recuperadas y organizadas por el escritor Diego Vigna. El libro, fruto de una ardua investigación, representa un aporte fundamental al panorama literario local y nacional, y recibió el Premio Burnichón al mejor libro editado en 2024.
“El desafío siempre es materializar cada proyecto que me interesa publicar” comenta Ciarapica. “Poder imprimir, en mi caso, es colectivo, con los autores y las autoras, en comunidad de lectores y lectoras, que son quienes acompañan las preventas y presentaciones, y quizás algún fondo estímulo deesos que ya no existen.”
Otro caso es el del escritor salteño Fabio Martínez, a cargo de la editorial Antipop, quien comenta que la idea de tener una editorial apareció meses antes del confinamiento por el covid. En principio, esa editorial futura tenía la forma de una experiencia cooperativa, donde distintos escritores y escritoras actuaran como grupo de trabajo para la escritura, lectura, corrección, edición, distribución y difusión de libros de narrativa.
Si bien el proyecto original se desdibujó, producto de la imposibilidad de reunirse con amigos y amigas del campo literario, pudo materializarse en 2022 con otros rasgos. “Yo quería publicar en Buenos Aires y me quejaba mucho de que no me daban lugar o no me leían. Entonces me dije que sería mejor dejar de quejarme, hacer algo. Y en plena época de la crisis del papel, refloté el proyecto.”
Antipop se dedica exclusivamente a la edición de narrativa de autores del interior. “Nuestro mayor interés artístico se basa en el texto” sostiene Martínez “que sea un texto sólido, trabajado, corregido, y que también hable de manera contemporánea de su lugar.” De allí que entre sus publicaciones se destaquen los inquietantes libros de cuentos El cielo de nuestras casas, de Miguel Ángel “Puqui” Barroso, y Nuestro cielo plateado de Emiliano Salto.
Redes solidarias
No resulta fácil sostener la publicación de libros en papel. Los avatares de la economía nacional han convertido al libro, al decir de Fabio Martínez, “casi en un bien de lujo”. En Lote11 explican que vender es necesario, porque no hay proyecto que resista “por mucho optimismo que tengamos.” Specchia también reconoce las dificultades que atraviesa el campo editorial independiente.
No obstante, la edición se sostiene de distintas maneras, con estrategias conjuntas en las que cobran importancia diferentes actores esenciales. “El desafío siempre es materializar cada proyecto que me interesa publicar” dice Ciarapica. “Poder imprimir en mi caso es colectivo, con los autores y las autoras, en comunidad de lectores que son quienes acompañan las preventas y presentaciones. Luego, con el libro circulando, son fundamentales los libreros y libreras, mediadores de lecturas, club de lecturas y distribución.”
Para Martínez, el entramado de la solidaridad es fundamental. “Los amigos libreros son un gran nexo con los lectores, estamos muy agradecidos con librerías como El Espejo libros, La librería o En un lugar de la mancha, que confían en nosotros y recomiendan nuestros libros. Otra gran manera de llegar a los lectores es por medio de las ferias. Y una de las estrategias que estamos por tomar es editar en un formato más pequeño, para que tenga un valor mucho más económico y pueda ser una forma de entrada al universo de Antipop por parte de nuevos lectores”.
Respecto al futuro, cada editorial tiene algo a punto de editarse. Specchia aclara que el catálogo de Clarice es pequeño, con un horizonte anual de seis libros como techo. Actualmente están trabajando en un libro de ensayos musicales, en la colección Arte, de Manuel Esnaola, y otro de los viajes por Rusia de Gonzalo Fiore Viani. Además de la presentación del 22 de julio del libro de cuentos de CezaryNovek.
Antipop prepara un libro de cuentos de Paulina Cruzeño, Cabeza de vaca, y una novela corta de Fabio Martínez que se llamará La jugadora de pádel. En el caso de Lote11, está en imprenta Los poderes, también de Paulina Cruzeño, e ilustrado por Nicolás Lepka.