Sudáfrica fue un justo ganador porque fue superior a la Argentina durante la primera parte (17-3), y tuvo una tremenda contundencia en el complemento (contó con cinco chances y concretó tres tries, en dos ellos interceptando pases de los jugadores argentinos), lapso en el cual no la pasó bien.
Sin embargo, los errores en el manejo del balón (que impidieron vulnerar en tres ocasiones el ingoal rival), especialmente en el primer tiempo, y la ineficacia de sus pateadores, a lo largo de los 80 minutos, terminaron sentenciando la suerte del seleccionado argentino.
El triunfo de Sudáfrica fue justo, pero el 41-16 es exagerado. Premió en demasía todo lo que hicieron los Junior Sprinboks, y castigó cada error cometido por Los Pumitas, que, al igual que en 2012, quedaron a un paso de subirse al podio.