El debut de la selección Sub 23 argentina de fútbol resultó un papelón olímpico. En un partido cargado de emociones, el equipo de Javier Mascherano estuvo en desventaja 2-0 ante Marruecos, pero logró descontar primero gracias a un gol de Giuliano Simeone y alcanzó el empate 2-2 en la agonía del partido gracias a un tanto de Cristian Medina.
Tras esa conquista, el partido tuvo que suspenderse por la invasión de hinchas africanos y por los objetos que les arrojaron a los futbolistas argentinos; incluso, hasta una bomba de estruendo que cayó a centímetros de Julián Álvarez. Pero no todo estaba resuelto, porque una hora y media después, el árbitro sueco Glenn Nyberg determinó que el partido debía reanudarse para disputar tres minutos y en el retorno de los equipos revisó la acción del tanto argentino, que finalmente fue anulado por un offside de Bruno Amione. Se completaron los tres minutos y se concretó la victoria de Marruecos por 2-1. “Es un circo, nunca viví nada igual en toda mi carrera deportiva”, dijo Mascherano una vez finalizado el juego.
“Es un papelón histórico. Nunca pasó algo así. Marruecos no quería jugarlo y nosotros tampoco. Esperamos más de una hora, pero nadie nos decía nada. Te da impotencia porque son los Juegos Olímpicos”, se desahogó Nicolás Otamendi, capitán y uno de los tres mayores de 23 años del equipo.
Rulli, colérico, fue más allá: “Pareció un torneo amateur: no pareció profesional. Estamos muy enojados. Fue vergonzoso. Nos sentimos usados, realmente. ¿Qué pasaba en el vestuario? No podíamos entender nada. Si fue offside, cobrá y listo. Pero nosotros hicimos el gol, nos atacan, nos hacen entrar en el vestuario… Mismo la gente de Marruecos, que estaba de acuerdo en terminarlo así, 2-2. Fue un circo. En definitiva, era gente de arriba manejando lo que pasaba abajo. ¿Por qué salimos al campo de juego? Porque te dicen que el show tiene que continuar”, dijo.
Y sentenció: “Hubo mucho público en nuestra contra. En definitiva, estamos en un país que es el que es… somos Argentina y pasó esto”. ¿Qué pasó? Una situación papelonesca que puso en ridículo el espíritu de los Juegos Olímpicos.