El boxeo regresó al estadio Luna Park y se vivió una fiesta. Débora Dionicius se impuso sobre Marcela Acuña, por puntos, en fallo unánime, tras diez asaltos, y así conquistó el título mundial pluma interino de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), en un duelo de reconocidas campeonas del mundo, y uno de los combates estelares de la velada desarrollada el sábado por la noche en el emblemático estadio porteño.
El mítico escenario vibró con un gran evento, en su reapertura al boxeo de calidad después de ocho años. En una jornada inolvidable, se presentaron muchas de las figuras del boxeo nacional.
En los otros dos duelos estelares, Braian Suárez destruyó al colombiano Juan Boada por nocaut técnico en el tercer asalto, y así conquistó el título latino medipesado OMB, que se encontraba vacante, mientras que Nicolás Aquino sorprendió a Kevin Muñoz, y lo liquidó por nocaut técnico en el quinto round, y así se alzó con el título latino gallo de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), que se encontraba vacante.
En un enfrentamiento técnico y estratégico, Dionicius (ahora 32-3, 6 KOS), ex campeona mundial supermosca FIB, se impuso con autoridad sobre Acuña (50-8-2, 20 KOs), que fuera campeona mundial supergallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), el Consejo Mundial de Boxeo (CMB), la OMB y FIB.
Apegada siempre a su libreto, manejó la pelea desde la media y larga distancia producto de sus veloces desplazamientos laterales. Mientras dejaba en el aire los arrestos de la formoseña, contragolpeaba con punzantes jabs zurdos seguidos de ráfagas de ganchos al cuerpo y cruzados al rostro.
Más allá de los intentos de “La Tigresa” con sus boleados y rectos, la diferencia de velocidad y soltura fue determinante. Los 33 años de Dionicius contra los 45 de la licencia número 1 del boxeo nacional se sentían.
Pero sobre todo, la resolución en el ring. Con sapiencia, la entrerriana encontraba siempre los mejores ángulos. Así, iba sumando puntos que se traducían en rounds. Y con el paso de los minutos, las diferencias eran incuestionables. Por eso, al sonar la campana definitiva, no existían dudas de la definición.
Las tarjetas de los jueces marcaron diferencias incuestionables, al decretar: Jorge Gorini 97-93, Luis Doffi 97-93, y Jesuan Letizia 96-94, todas a favor de Dionicius.