En la previa del esperado cruce por la segunda fecha del Grupo C del Mundial de Clubes, el enfrentamiento entre Boca Juniors y Bayern Múnich revive una rivalidad marcada por la polémica y el recuerdo imborrable de la Copa Intercontinental 2001.
Aquel 27 de noviembre en Tokio, el “Xeneize” llegaba como bicampeón de América tras consagrarse en la Copa Libertadores 2000 y 2001, mientras que los alemanes lo hacían como flamantes campeones de la Champions League. El duelo enfrentó a dos gigantes del fútbol mundial, en una final que sigue siendo motivo de debate más de dos décadas después.
El partido fue trabado, con pocas situaciones claras, y Boca, dirigido por Carlos Bianchi, apostó a una sólida defensa liderada por Oscar Córdoba, Jorge Bermúdez y Walter Samuel, con Juan Román Riquelme como generador de juego. Sin embargo, el equipo argentino se vio condicionado desde el primer tiempo por la expulsión de Marcelo Delgado, quien recibió la segunda amarilla tras simular una falta contra el arquero Oliver Kahn.
La polémica más recordada ocurrió en el complemento, cuando el brasileño Paulo Sergio golpeó duramente a Riquelme con una plancha y un codazo en la misma acción. El árbitro danés Kim Nielsen no sancionó ni siquiera con amarilla, lo que generó la indignación del conjunto argentino.
El encuentro, que terminó 0 a 0 en los 90 minutos reglamentarios, se definió en tiempo suplementario. A los 109 minutos, tras un córner desde la izquierda, Samuel Kuffour peinó la pelota que Thomas Linke conectó con un cabezazo letal para marcar el 1-0 definitivo. Boca reclamó falta previa de Giovane Élber sobre Clemente Rodríguez, acción que el árbitro desestimó.
Así, Bayern Múnich levantó su segundo trofeo intercontinental (el primero fue en 1976), mientras que Boca cerró con bronca una serie internacional donde había ilusionado tras vencer un año antes al Real Madrid.
Pese a la derrota, el equipo argentino fue aplaudido por su entrega y nivel competitivo ante un rival de jerarquía internacional, dejando una huella en la historia del fútbol sudamericano.
Hoy, el contexto ha cambiado. El enfrentamiento del próximo viernes a las 22 (hora argentina) por el Mundial de Clubes 2025 representa una oportunidad de revancha para Boca, ahora con Riquelme como presidente del club. A casi 24 años de aquella noche en Tokio, la historia vuelve a poner cara a cara a dos colosos del fútbol con una cuenta pendiente.