Las proyecciones económicas para 2018 del gobierno nacional y de la mayoría de las consultoras privadas estuvieron erradas. No obstante, como todos los años, el esfuerzo por anticipar cómo se comportarán las variables de la economía se renueva. En esta oportunidad, suponiendo que las previsiones son correctas, el 2019 no será mejor que el año que dejamos atrás.
Los números que vaticina el Gobierno fueron difundidos en el Presupuesto Nacional. La normativa, aprobada gracias a un sector del llamado peronismo federal, fue fuertemente criticada desde la oposición por la estimación de los indicadores de 2019. La situación es, sin embargo, peor que hace 12 meses. El mismo Gobierno anticipa peores resultados para este año que para el año pasado. Si a eso le sumamos el “optimismo oficial” que caracteriza a Cambiemos, el panorama para este año es sombrío.
Según el equipo económico del presidente de la Nación, Mauricio Macri, la economía caerá 0,5% en 2019. La inflación interanual será de alrededor del 25% (aunque aclara que puede variar por el arrastre de 2018) y el dólar se ubicará en torno a los 40 pesos.
Optimistas es decir poco. No hay ningún criterio ni indicador que permita concebir un escenario de este tipo. Ni siquiera el Fondo Monetario Internacional (FMI) elaboró un 2019 tan “beningo”. Para el organismo presidido por Christine Lagarde, la economía argentina profundizará su caída este año. En concreto, registrará un rojo de 1,6%. Más del triple que la estimación de Cambiemos. Para ilustrar la complicada situación argentina, basta observar al resto de los países que componen el ránking recesivo de 2019: Venezuela, Sudán del Sur, Irán, Guinea Ecuatorial y Sudán.
Además, no es fácil prever un 2019 de reactivación con un mercado de consumo deprimido. Mucho menos con la pérdida de poder adquisitivo que golpeó los bolsillos de los trabajadores. El índice de salarios del total registrado evidenció hasta septiembre (último dato disponible) un avance acumulado de 18,6%, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). En ese período, las remuneraciones de los trabajadores subieron 20%, mientras que los sueldos de aquellos que no están registrados, aumentaron 13,5%. Todos esos incrementos, contra una inflación acumulada de 32,5% en ese mismo lapso. La pérdida fue de 14%.