La crisis económica, la caída del consumo y la pérdida de poder adquisitivo que marcaron la actividad del año pasado quedaron evidenciadas en el mal desempeño de los principales indicadores revelados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). El organismo oficial informó ayer que los salarios aumentaron 29,7 % el año pasado, lo cual implica un fuerte desfasaje respecto de la inflación que, durante 2018, llegó a 47,6 %.
La mayor retracción entre enero y diciembre de 2018 afectó principalmente al sector informal: perdieron 13,8 %. En tanto, si a los ingresos de los trabajadores informales se descuenta la inflación de la Canasta Básica Total (52,9 %), la pérdida de ingresos sube al 15,2 %. En tanto, en el sector público la baja salarial fue 11,7 % y en el privado, de 11,6 %.
El Indec difundió la información en la misma jornada en la que el gobierno nacional decidió adelantar a marzo el aumento del salario mínimo, vital y móvil previsto para junio. “A raíz de la situación económica actual, resulta necesario adelantar a marzo de 2019, los valores establecidos para junio de 2019”, aseguró el Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación. De este modo, a partir de marzo, el salario mínimo será de 12.500 pesos “para todos los trabajadores mensualizados que cumplen la jornada legal completa de trabajo (…) y de 62,50 pesos por hora para los trabajadores jornalizados”.
Cabe recordar que cuando se decidió el incremento, el sindicalismo reclamó un salario mínimo de 19.600 pesos. Además, se estableció que también a partir de hoy, se incrementan los montos correspondientes al mínimo y máximo de la prestación por desempleo, a 2.907 pesos y 4.652 pesos, respectivamente.
Pese a las decisiones tomadas por el gobierno nacional –que de alguna manera confirman la gravedad de la crisis–, economistas dudaron de sus efectos. “Este tipo de medidas no significa un aumento de la demanda total de la economía por lo tanto no genera reactivación”, aseguró el economista Aldo Abram.