La calificadora de riesgo estadounidense Moody’s ratificó que volverá a bajarle la nota a la deuda soberana luego del reperfilamiento impulsado por el Gobierno. Así lo aseguró ayer su vicepresidente regional, durante la conferencia anual que brindó en un hotel en Capital Federal. Desde el escenario, Gabriel Torres confirmó que “el default ya está” para las letras de corto plazo y dijo que la firma ya descuenta una reestructuración de mediano y largo plazo.
En línea con la suspensión del desembolso de US$5.400 millones que estaba previsto para comienzos de septiembre del Fondo Monetario Internacional, el analista principal de la compañía para el caso argentino planteó que al mercado le resulta “cada vez menos relevante lo que quiera hacer este gobierno” y “la pregunta es qué condiciones de pago va a proponer el próximo”. Así, aseguró que el proceso de reestructuración se definirá recién tras el cambio de mandato.
Durante la conferencia, Torres remarcó que “reperfilamiento es default. Porque no se van a pagar los vencimientos en tiempo y forma. Y un reperfilamiento de mediano y largo plazo es nuestro escenario base, lo damos por sentado”. Por eso, ratificó que la firma volverá a recortar la calificación argentina. “Hoy el país está en el escalón 18 de 21. Tiene una nota Caa2, que incluye a los países que están en default, y la estamos revisando para una baja mayor”, anticipó el ejecutivo. El actual es el menor nivel desde 2003. Durante el mandato del presidente Mauricio Macri, la firma había subido la nota de B3 a B2 después del pago a los fondos buitres, un escalón igualmente integrado por países con alto riesgo de reestructuración.
Según Torres, “los números de Argentina son consistentes con la posibilidad de pagar la deuda” pero, para poder hacerlo, “se necesita que el mercado crea en el proyecto del próximo gobierno y le preste”. En ese sentido, el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, reafirmó ayer en un encuentro de la Fundación Mediterránea que pagará los compromisos y planteó que apuntará a una reestructuración a la uruguaya (ver nota en página 5), es decir, con extensión de plazos pero sin quita.
El FMI reitera que llevará tiempo reordenar el programa financiero
El FMI repitió ayer que será “difícil avanzar rápidamente” con la Argentina, a raíz de la “compleja situación y la incertidumbre política” que sufre el país. Así lo señaló el vocero del organismo crediticio, Gerry Rice, durante una conferencia de prensa. Sus expresiones ocurrieron un día después de que el Fondo oficializó su decisión de postergar el desembolso de 5.400 millones de dólares pendiente del crédito stand by acordado con la Argentina, hasta tanto asuma el nuevo Gobierno, a fin de año. El directivo aclaró que es “incorrecto decir que el organismo ha puesto en segundo plano la relación con Argentina”, pero insistió: “Ha sido difícil encontrar un avance rápido”.
En ese sentido, Rice subrayó que el Fondo está “comprometido con el diálogo” con las autoridades argentinas. “Hemos estado interactuando con las autoridades y valoramos sus esfuerzos y, debido a la situación compleja y la incertidumbre política, ha sido difícil encontrar un avance rápido, pero estamos plenamente comprometidos en ayudar a las autoridades”, enfatizó. En la misma jornada, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ratificaron que los préstamos para la Argentina seguirán su tramitación normal, cuando se temía que esos organismos adoptaran la misma posición que el FMI. Los anuncios llevaron algo de tranquilidad al ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, quien afirmó en su cuenta de Twitter que “los fondos comprometidos por el BID para infraestructura y programas sociales en ejecución están garantizados”.