La cantidad de personas dedicadas al servicio doméstico remunerado tuvo en el cuarto trimestre una caída del 21,6% en relación con el mismo período de 2019, con una pérdida de 317.947 puestos de trabajo.
Entre quienes conservaron su trabajo hubo además una pérdida real en el nivel de sus ingresos del 8,6% interanual y del 12,3% en relación con el tercer trimestre, contra el que además se comprobó una caída del 3,2% en términos nominales, «un fenómeno nunca observado», advirtió el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV).
«El servicio doméstico es una de las actividades más importantes de nuestra estructura ocupacional ya que emplea al mayor porcentaje de mujeres», destacó la entidad, que puso de relieve el deterioro por partida doble, ya que la actividad es llevada a cabo mayoritariamente por mujeres que, además, se encuentran en el decil de menores ingresos de la población.
En base a los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la UNDAV precisó que en el cuarto trimestre de 2020 el servicio doméstico agrupó al 14,5% de las empleadas y al 20% de las asalariadas, de lo que se desprende que en el período hubo cerca de 1.150.000 personas que realizaron trabajo doméstico remunerado en casas particulares.
«Esta cifra representa una caída del 21,6% anual, y la pérdida de 317.947 puestos de trabajo respecto al mismo período del año anterior», indicó, en un reflejo de mujeres que «se dedicaban a esta actividad» pero «dejaron de buscar trabajo en el marco de la pandemia o lo hicieron, pero no encontraron».
La contracara del menor número de empleadas en hogares que contratan servicio doméstico es «menos empleo remunerado y más trabajo no pago en las tareas domésticas y de cuidados, que realizan en su mayoría las mujeres», precisó.
Otro fenómeno destacado por la UNDAV es que «el 45% de las empleadas en hogares que contratan servicio doméstico estuvieron sub ocupadas, esto quiere decir que casi la mitad de estas mujeres trabajó menos de 35 horas semanales y deseó trabajar más». «Este porcentaje muestra otro retroceso en comparación a lo registrado un año atrás, cuando la subocupación alcanzaba al 34% de las empleadas», añadió.
Por otra parte, según la EPH, cuando se les pregunta a las mujeres a que se dedicaban antes de ser desempleadas, el 36,4% responde que anteriormente realizaban la actividad del servicio doméstico, marcando un incremento de 10,6 puntos porcentuales respecto a lo registrado en el cuarto trimestre de 2019.
Asimismo, la UNDAV remarcó el «alto nivel de informalidad» que representa el 69,5% de toda la actividad, razón por la que «solo el 1,5% de las personas desempleadas que antes realizaban servicios domésticos cobró un seguro por desempleo».
La entidad puntualizó que «la contrapartida que trajo el retroceso de la actividad fue la pérdida de ingresos de las empleadas en hogares que contratan servicio doméstico». Al respecto, señaló que «durante el cuarto trimestre de 2020, estas mujeres percibieron en promedio $10.891 por su trabajo en el mercado, el equivalente al 65% de la canasta básica ($16.817)«.
«Este ingreso muestra una caída en términos nominales de 3,2% respecto al tercer trimestre de 2020: un fenómeno nunca observado», subrayó.
Por otra parte, la UNDAV planteó que «el salario que perciben por su empleo ubica al 38% de estas trabajadoras en el decil de menores ingresos», es decir el 10% de la población económicamente activa que se encuentra en el nivel más bajo de la pirámide salarial.
Para finalizar, la entidad advirtió que «la mitad de estas trabajadoras (51,1%) son jefas de hogar y el 87% tiene niños/as a cargo», lo que deja en evidencia «la situación de especial vulnerabilidad que enfrentan en el contexto actual».