El salto cambiario aplicado tras las Paso no está generando una mejora en la competitividad para las exportaciones, ni una reducción en la demanda por importaciones, ni un achicamiento de la brecha cambiaria, según advirtieron en las últimas horas los analistas financieros.
El FMI pretendía imponer un salto cambiario del 100%, pero finalmente aceptó un 22%, según reveló el propio ministro de Economía, Sergio Massa. Uno de los objetivos de la devaluación era achicar la brecha cambiaria entre el tipo de cambio oficial y los paralelos.
Sin embargo, el nerviosismo luego de las Paso generó lo contrario y los analistas creen que el nivel de depreciación del peso tuvo mucho menos efecto del esperado, y sólo sirvió para meterle más presión a la inflación, que se proyecta a los dos dígitos para agosto, lo que sería su mayor nivel en 21 años.
“El salto discreto del tipo de cambio oficial no derivó en una ganancia de competitividad para las exportaciones, ni una reducción en la demanda por importaciones, ni en un achicamiento de la brecha cambiaria, sino en una fuerte aceleración de la carrera nominal”, dijo la consultora Anker, del ex secretario de Finanzas de Mauricio Macri, Luis Caputo.
“La estrategia del Banco Central de anticipar la devaluación de los próximos 60 días hace que la inflación se ubique en un escalón más arriba”, agregó la consultora Econviews. Algunos analistas incluso estiman que, de mantenerse fijo el precio del dólar oficial, el Gobierno llegará a octubre con los mismos problemas de atraso cambiario, pero con mayor inflación.
Por lo pronto, la única variante del dólar que funcionó durante el fin de semana largo marcó una baja pronunciada de 30 pesos entre el horario de cierre de los mercados del viernes y ayer: el “dólar cripto” terminó la semana pasada a $730 y se ubicó por debajo de los $700 ayer.