Un informe del Ieral-Fundación Mediterránea que evalúa la decisión del Gobierno nacional de abrir el mercado a 3.000 alimentos y bebidas para bajar los precios, advierte que la medida puede “agravar la situación social y repercutir en el empleo”.
El trabajo analiza las medidas tomadas en los primeros meses del gobierno de Javier Milei y señala que las mismas “han apuntado a los principales problemas macroeconómicos de largo plazo, y a otros existentes de corto y mediano plazo”. Sin embargo, advirtieron que la devaluación, el inicio de la normalización tarifaria y el ajuste de precios licuaron un 20% las jubilaciones y un 30% las pensiones. Con ello, “la actividad económica agravó su declive, y casi todos los sectores se ubicaron en los números rojos, en algunos casos de dos dígitos”.
En este marco, los economistas estimaron que a partir de marzo o abril de este año los salarios podrán ganarle levemente a la inflación, aunque a fin de año no habrán recuperado lo perdido en 12 meses. Asimismo, desde mayo, impactarían los resultados de la cosecha y durante todo 2024 los sectores de energía y minería “seguirán traccionando a muy buen ritmo”.
“Queda entonces un segundo trimestre complicado, económica y socialmente, pero luego de ese período podrían visualizarse algunos resultados positivos en términos de actividad e ingresos”, subrayaron. Ante esto, desde el Ieral consideraron que “abrir la economía antes de realizar las reformas estructurales no parece lo más adecuado y añade riesgos de fractura en el sector productivo, que pueden agravar la situación social y repercutir en el empleo”.
La reducción de la inflación y la mejora en la competitividad “deberían preceder a la apertura de la economía”, apuntaron como condición previa. Y detallaron: “Esto es, en la medida que la economía sea más estable y se haya avanzado en las reformas estructurales (laboral, tributaria, previsional, educativa, desregulación, productividad pública, etc.), de modo que brinden mayor competitividad estructural a la producción local, una progresiva mayor apertura comercial ayudará a generar los incentivos adecuados para una economía más productiva y con mejor asignación de recursos”.
Caso contrario, la apertura para una cierta variedad de productos “pensada como estrategia antiinflacionaria más que como instrumento de largo plazo” podría “afectar negativamente y en poco tiempo a muchos productores locales, que con una macro ordenada y reformas estructurales, sí podrían resultar competitivos”.