El poder adquisitivo de los salarios perdió 10 puntos en el último año frente a la suba de artículos de consumo masivo y servicios claves, según un estudio del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra), ligado a la CTA.
La inflación de la canasta básica acumula 123% anual mientras que los sueldos subieron sólo 113,4%. Pero además, el Cifra explicó que estas diferencias se repitieron en todas las ramas salariales, inclusive en el sector público, que tuvo un ajuste anual del 121,4% y se ubicó 1,6 puntos por debajo de la Canasta Básica Total (CBT).
Dicha canasta es de $232.427 mientras que el Salario Mínimo, Vital y Móvil en agosto fue de $112.500 pesos y llegaría a $118.000 en septiembre.
El estudio sugiere que las personas gastan casi todo su salario en cubrir las necesidades básicas y a otras ni siquiera les alcanza.
Por ejemplo, si en una familia tipo ambos adultos ganan el sueldo mínimo, el ingreso mensual sería de $ 225.000: contra la CBT de $ 232.427, el ingreso no sería suficiente y solo alcanzaría para cubrir la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que es de $ 104.227.
Según el Cifra, el poder adquisitivo del salario mínimo, vital y móvil ha mantenido una tendencia negativa desde 2012.
Además, “entre 2021 y 2022, en un contexto de inflación creciente, existieron siete instancias de actualización del salario mínimo, que no lograron una recuperación de su poder de compra. 2022 cerró con una caída promedio del salario mínimo real del 1,3%, que lo ubicó 33% por debajo del nivel de 2015”, explicó. A esto se le sumaría una nueva caída de 6% del poder de compra en los primeros seis meses de 2023.
La pobreza alcanza al 38,9%
Cuatro de cada diez argentinos son pobres, el nivel más alto desde 2006, según reveló un informe elaborado por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA (Universidad Católica Argentina). A su vez, de acuerdo con las estimaciones del organismo, la pobreza treparía al 50% si la Asignación Universal por Hijo (AUH) y otros planes sociales no estuvieran vigentes.
El estudio revela en efecto que la Tasa de Indigencia -que mide los ingresos necesarios para cubrir una canasta básica de alimentos para poder sostener la vida-, que alcanzaba el 8,1% de la población a fines de 2022 según los datos oficiales, crecería al 19,6% si no se contemplara el cobro de la AUH, otros programas, ni la percepción de pensiones no contributivas.
Aún así, con estas ayudas del Estado vigentes, el índice de pobreza en la Argentina alcanza al 38,9% de la población, una tasa similar a la observada en 2006, es decir, 17 años atrás.
Por otra parte, se refuerza una tendencia preocupante: la tasa de pobreza es más alta en la franja etaria hasta 17 años, donde llega al 61,6% de la población, un nivel que proyecta un muy elevado piso de pobreza para los próximos años.
De forma paralela, el estudio detectó que a partir de 2013 la tasa de pobreza fue en crecimiento a la par del aumento del gasto social del Gobierno en relación al PBI. Eso significa que en la última década más personas quedaron fuera del acceso de bienes y servicios básicos a pesar de la expansión del gasto público para atender sus necesidades.