La comercialización de soja de la campaña 2021/22 continúa a bajo ritmo y profundizó su retraso respecto del ciclo anterior con una merma de 9 puntos porcentuales (pp), y cuya diferencia ya supera las 5 millones de toneladas, según datos oficiales.
En este sentido, la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios marcó en su informe semanal al 3 de agosto que las compras de la exportación y las industrias correspondientes a la presente campaña alcanzaban las 21,57 millones de toneladas, sobre una producción estimada por la Secretaría de Agricultura de 44 millones de toneladas, lo que equivale al 49% del grano producido.
Si se toma en cuenta la comercialización de la cosecha 2020/21, estimada de manera oficial en 46 millones de toneladas, el retraso alcanza los 9 puntos porcentuales, ya que a misma fecha del 2021 los productores habían vendido 26,75 millones de toneladas, lo que indica que las ventas alcanzaban el 58,15% de los producido.
Por su parte, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) sostuvo en un informe que a la fecha ya se comercializó el 51% de la cosecha, que la entidad estima en 42,2 millones de toneladas.
Esto representa un atraso de 6,2 puntos porcentuales o 2,62 millones de toneladas respecto del promedio de las últimas tres campañas, que se ubica en 57,3% o de 8,4 puntos respecto al 59,4% que se llevaba vendido a esta fecha de la campaña 2020/21. A valor FOB del poroto, estas 2,62 millones de toneladas representan U$S 1.581 millones.
Además, en el mismo informe la BCR marcó que desde finales de junio «se observa una caída en los volúmenes negociados por semana», que durante julio fue de 400.000 toneladas, pero que en la semana que cerró al 3 de agosto cayó a 255.000 toneladas.
Según la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), que incluso calcula que las ventas de soja por parte de los productores son 7,4 millones de toneladas menores a las registradas en el 2022 en comparación con el año comercial 2020/21, la merma se explica por «una menor cosecha por impacto negativo de la sequia y mayores ventas de trigo y maíz, que impactaron en la menor oferta de la oleaginosa».
De hecho, la entidad empresaria advirtió que «la falta de oferta de soja disponible podrá adelantar la parada de las plantas aceiteras para su mantenimiento anual», lo cual «podría impactar en el ingreso de divisas en el ultimo cuatrimestre del año».
Para el presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja), Luis Zubizarreta, esta situación también «ralentiza el programa de embarques», y consideró que la principal razón por la cual el productor no se desprende de su mercadería recae en «la incertidumbre que tiene y, ante un panorama incierto, prefiere no vender, financiarse de otra manera e intentar preservar el valor de sus activos».
Según Zubizarreta, el agricultor «ve un tipo de cambio con una brecha respecto de los bursátiles que se ha ido ampliando y una alta inflación que no fue acompañado por el ritmo de la devaluación, lo que lleva a pensar que puede haber una modificación en esa relación».
No obstante, marcó que «el gobierno está buscando crear un tipo de cambio más alto sin devaluar y eso puede ser un incentivo para que el productor finalmente cubra parte de sus gastos vendiendo mas mercadería, y eso generaría que la rueda vuelva a funcionar y que vuelvan las exportaciones a un nivel más normal».
Bajo este panorama, el Gobierno nacional, que estima un retraso en la liquidación de la cosecha de USD 2.500 millones, decidió poner en funcionamiento un instrumento financiero conocido vulgarmente como «dólar soja», con el cual se le permite al productor que liquide su producción antes del 31 de agosto acceder en un 30% de los pesos recibidos al dólar oficial, mientras que el restante 70% depositarlo en un plazo fijo atado a la cotización del dólar, conocido como «dolar linked».
Esta semana comenzaron a registrarse las primeras operaciones con esta herramienta, aunque no se descartan algunas modificaciones.
En la reunión que mantuvo ayer el ministro de Economía, Sergio Massa, y su secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, con autoridades de las entidades integrantes de la Mesa de Enlace, la implementación de este instrumento fue uno de los temas de debate.
Si bien no está en discusión el esquema 30/70 establecido por el Banco Central, ayer Bahillo comentó a Télam que los ruralistas «quieren un régimen más sencillo y simple. Nosotros lo vamos evaluar y va de la mano del BCRA. Está la voluntad de simplificar e intentaremos encontrar las herramientas».
Respecto del mercado internacional y local de la oleaginosa, el presidente de la consultora Agritrend, Gustavo López, indicó que la campaña mundial 2022/23 se da en un contexto de afectación producto de la guerra entre Rusia y Ucrania, las tensiones entre China, Taiwán y Estados Unidos, y una coyuntura recesiva e inflacionaria a nivel mundial.
Tras el último informe sobre oferta y demanda mundial de granos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), López puntualizó que se espera «una muy buena producción», encabezada por Brasil con 150 millones de toneladas, mientras que la producción argentina rondaría los 50 millones.
No obstante, los stocks se mantendrán ajustados «por lo que se puede pensar que los precios van a ser relativamente buenos».
Para el ámbito local, el especialista previó márgenes «más limitados» por la suba de los precios de insumos y el peso de los tributos, aunque previó un aumento en la superficie a ocupar por la soja, que podría pasar de 16,3 a 16,8 millones de toneladas.