Un estudio de la consultora Quantum ratificó la terrible distorsión que se experimentó en los últimos cuatro años en el aumento de la inflación, detectando que hubo bienes y servicios que se ajustan a una velocidad muy superior al resto.
Para demostrar la magnitud de la distorsión de precios, la consultora realizó un seguimiento de la evolución de los valores de diferentes insumos desde abril de 2019 hasta agosto de 2023. Los expertos explicaron que eligieron como punta de partida al cuarto mes de 2019 debido a que en ese momento la economía funcionaba sin mayores restricciones al ingreso y egreso de bienes, servicios y de capitales con el exterior.
Partiendo entonces de abril de 2019, el estudio detectó importantes cambios en los precios relativos. De acuerdo al informe, el tipo de cambio libre CCL (contado con liquidación) cuesta hoy 19,4 veces más que en ese momento, pero además fueron marcados también los incrementos de las prendas de vestir (aumentaron 11,5 veces su valor) y el de los alimentos y bebidas (10,2 veces).
Claro que dentro del rubro de alimentos hay también comportamientos muy diferentes: la papa cuesta hoy 22,9 veces más que en 2019, el azúcar es 22,4 veces más caro y también subieron significativamente la docena de huevos (14,2 veces), la carne picada (12,8 veces), el yogur (12 veces), el asado (11,2) y la yerba mate (10,9 veces), entre otros productos.
El problema es que los ajustes de estos productos (incluido el dólar) estuvieron muy por encima de la inflación general y del avance de la inflación núcleo (que no incluye precios regulados ni estacionales), pegando más fuerte en los sectores populares que son los que gastan más porcentaje de sus ingresos en la compra de alimentos y bebidas. El informe de la consultora remarca que en el acumulado del período analizado (abril de 2019 – agosto de 2023) el IPC núcleo aumentó 9,5 veces, muy por debajo de los porcentajes reseñados.
Al mismo tiempo, el estudio detectó productos y servicios que tuvieron desde ajustes inferiores al promedio inflacionario. Los que menos subieron fueron las tarifas de gas residencial en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires), que aumentaron 3,6 veces, así como el transporte público –subió 4,2 veces- y las tarifas de electricidad – aumentaron 5,8 veces- en la misma provincia de Buenos Aires.
Vale acotar que gran parte de la responsabilidad se encuentra aquí en los subsidios que recibe el AMBA: un informe del Instituto de Investigaciones Económicas para la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), reveló ayer que esa región recibió 80 veces más fondos en el rubro del Transporte que las provincias del Noroeste argentino. Por lo demás, otro rubro que subió menos que la inflación fue el precio del litro de nafta, que se encareció 5,9 veces contra 7,9 del IPC oficial.