El secretario de Programación Económica, Gabriel Rubinstein, admitió que hasta que no se logre unificar el mercado de cambios, la economía seguirá desordenada y las empresas tendrán ganancias «más altas que las normales».
«Hasta que no logremos la unificación cambiaria, habrá cierto desorden y márgenes empresariales más altos que los normales. Pero unificar el mercado de cambios, sin robusto superávit fiscal primario, y casi sin Reservas, luce demasiado riesgoso. El norte (tres años) debería ser ese», sostuvo el funcionario del Ministerio de Economía.
A su criterio: «La culpa del desorden cambiario, las altísimas brechas, la obligación a financiarse a 180 días para importar, cupos, etc., etc., no la tienen las empresas. Aunque haya abusos normativos y corrupción. Es nuestra responsabilidad (Gobierno) que todo esto mejore».
«Desde el Gobierno, actuaremos para mejorar el sistema cambiario, cuyo desorden facilitó suba de márgenes brutos empresariales exageradamente, y sobre los factores de inercia», enfatizó.
En un hilo de Twitter, Rubinstein consideró además: «Lo antes que podamos deberíamos volver a la macro de 2003-2005: superávit primario del 3% del PIB. Por ende superávit externo del 2% PIB. Dólar único. Inflación del 5% anual (sin controles de precios). Tasa Lebac (Leliq) 6% anual. US$ 40.000 millones de reservas netas».
Por otra parte, el funcionario estimó: «El exceso de demanda agregada que provoca el déficit fiscal seguirá impulsando una alta inflación. Actuando sobre la inercia, y sobre márgenes (bajando brecha cambiaria, acuerdos y otras acciones), podremos bajar el IPC del 90% al 60%. Sólo un primer paso».
«Y si el Congreso mejorase el Presupuesto, eliminando el déficit fiscal primario, nos brindaría una gran herramienta para podamos volver a obtener una inflación normal, del orden 10% anual, en menos tiempo de lo que casi todos creen», garantizó.
Para Rubinstein: «Atacando inercia inflacionaria y procurando una razonable caída de márgenes empresariales, podremos lograr que la inflación real se acerque a la teórica «.
El número dos del Palacio de Hacienda consideró que la meta del 60% de inflación anual para 2023, que contempla el Presupuesto Nacional, «es realista».
También dijo que el «impulso monetario de origen fiscal», sería compatible con una inflación del 40% anual (3% mensual).