El Tesoro adjudicó $13,99 billones en la segunda licitación de noviembre y logró cubrir prácticamente la totalidad de los vencimientos por $14,6 billones. La operación le permitió al Gobierno atravesar uno de los desafíos financieros más grandes del mes, en un contexto de menor liquidez y expectativas moderadas sobre la actividad económica.
Los analistas coinciden en que el resultado fue sólido, aunque advierten que el foco del mercado ya no está puesto solo en el nivel de rollover, sino en el costo al que el Ejecutivo deberá convalidar tasas para sostener ese nivel de renovación. Con la inflación desacelerando pero aún alta y un escenario de crecimiento débil proyectado para 2026, la discusión se desplaza hacia si el Gobierno podrá mantener rendimientos estables sin tensionar la curva en pesos.
Para las próximas licitaciones, los bancos y fondos esperan señales más claras sobre la estrategia de tasas y sobre el sendero fiscal. La gran incógnita es si el Tesoro podrá seguir mostrando niveles de refinanciamiento tan elevados sin tener que convalidar un aumento significativo del costo financiero.
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