La Universidad Católica Argentina (UCA) advirtió que los ingresos de las familias “no alcanzan para vivir” debido a la contracción del consumo y al incremento de los gastos fijos, en un contexto de ajuste económico. El diagnóstico fue expuesto por Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina, quien señaló que esta situación genera un creciente “estrés económico”.
Según el especialista, la crisis de fines de 2023 y principios de 2024, agravada por medidas “autoimpuestas” para estabilizar la macroeconomía, provocó un fuerte deterioro. “Tuvimos una crisis muy fuerte, producto de políticas que algunos consideran autoimpuestas para lograr una estabilización macroeconómica”, afirmó.
Aunque la inflación descendió, Salvia sostuvo que el fenómeno no se explica por un plan “virtuoso”, sino por la retracción de la demanda: “No hay masa monetaria que refuerce la demanda, y las políticas de ajuste redujeron el consumo, lo que a su vez bajó los precios”.
El encarecimiento del combustible, transporte, gas, luz, agua y comunicaciones elevó los gastos fijos y afectó el ingreso corriente. Esto, indicó, limitó la compra de alimentos, vestimenta y el funcionamiento básico del hogar.
De continuar la extracción de pesos del mercado, anticipó, se profundizará el ajuste: habrá menor consumo, caída en ventas de combustibles, más endeudamiento para cubrir alimentos y mayores moratorias en tarjetas de crédito.
Un informe reciente indicó que el 46% de las compras de alimentos en supermercados se realiza con tarjeta de crédito, reflejando la creciente dificultad para afrontar costos básicos y la dependencia del crédito familiar.
En paralelo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advirtió sobre la elevada presión tributaria y el riesgo de deterioro social, señalando que la falta de mayoría legislativa y la “potencial fatiga social” podrían frenar reformas clave. También alertó sobre eventuales shocks externos que afecten el comercio, las finanzas y la inversión privada.
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