Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), se esperan precipitaciones entre el domingo y el martes en la denominada zona núcleo, que comprende el norte de Buenos Aires y centro-sur de Córdoba y Santa Fe, que podrían dejar acumulados entre 40 y 60 milímetros en una de las regiones más afectadas por la falta de agua.
Las lluvias pronosticadas serán fundamentales para que la soja encuentre un piso de rendimiento, y no continúe con un proceso de deterioro que recorte más aún las estimaciones de producción. El 80% de la soja implantada en esta región productiva ingresó en su estado crítico, que es la etapa en la que comienzan a definir su rendimiento, por lo cual la «necesidad de agua es urgente».
Al respecto de esto, el responsable de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR, Cristián Russo, sostuvo «tiene que llover para que se mantengan los volúmenes que estamos estimando. Las posibilidades de mejoras en la condición de los cultivos es muy difícil que se dé, pero de no llover seguirían cayendo los rindes y vendrían nuevos recortes», alertó.
Según la BCR, se espera la peor campaña de la oleaginosa para la región de los últimos 15 años. La entidad bursátil recortó el jueves la superficie estimada para la soja en 400.000 hectáreas «por el intenso estrés termo hídrico» hasta las 4,3 millones de hectáreas, por lo cual se espera una producción de 10,4 millones de toneladas.
Este panorama que se da en la región núcleo también se desarrolla a nivel nacional, donde la Bolsa rosarina ajustó negativamente la proyección de cosecha de la oleaginosa en 2,5 millones de toneladas hasta los 34,5 millones de toneladas, guarismo que de concretarse significará el menor volumen de las últimas 14 campañas.
Pero no fue sólo la entidad bursátil rosarina la que decidió recortar las previsiones de producción, sino que también la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) estimó a la baja la cosecha, aunque más leve que lo realizado por la BCR: de 41 a 38 millones, tres millones de toneladas.
De concretarse esta proyección, la campaña 2022/23 sería la más baja de las últimos cinco ciclos, y se ubicaría 10 millones de toneladas por debajo de la primera estimación realizada por la entidad bursátil porteña antes de que comenzara la siembra. Además, este guarismo se ubica 5,3 millones de toneladas por debajo de las 43,3 millones registradas durante la cosecha 2021/22.
Ante esta nueva proyección de producción, la BCBA estimó que las exportaciones del complejo sojero caerán 18% respecto del ciclo previo, equivalentes a una merma de US$ 4.516 millones al pasar de US$ 25.017 millones en la campaña 2021/22 a US$ 20.501 millones en el ciclo en curso.
Asimismo, el Producto Bruto Agrícola (PBA) o el aporte de la cadena de la oleaginosa a la economía descenderá de US$ 22.634 a US$ 16.862 millones, mientras que la recaudación fiscal podría ubicarse en US$8.039 millones contra los US$ 10.315 millones de la campaña anterior.
No obstante, las próximas lluvias anunciadas y los modelos meteorológicos siguen mostrando una tendencia en la cual el fenómeno climático de La Niña se encuentra en retroceso. «Las condiciones todavía son consistentes con la continuidad de La Niña. Pero es cierto, que hay una definida tendencia a la neutralidad plena a partir de marzo», indicó la BCR.