Un matrimonio de Grimsby, Gran Bretaña, pasó varios días de desesperación luego de descubrir que una familia amiga se había adueñado de su casa y se negaba a abandonar la vivienda.
En un principio, Laura Blackham y John Goodhand, la pareja dueña de casa, trataron de ayudar a un amigo y su familia. Fue así como los dejaron quedarse en la propiedad hasta que “pudieran volver a ponerse de pie”. La convivencia era llevadera, pero todo cambió cuando el matrimonio Goodhand decidió tomar unos días de vacaciones.
El pasado 12 de noviembre, luego de pasar semanas afuera, el matrimonio retornó a su casa en Welholme Road, Grimsby, pero, desafortunadamente, no pudo volver a entrar a su hogar. Es que la familia amiga se había apoderado de la vivienda.
“Nos fuimos de vacaciones hace unas tres semanas y confiamos en que la casa estaría segura con nuestro amigo. Pero cuando regresamos el viernes 12 de noviembre, no pudimos entrar”, reveló John al medio Grimsby Telegraph.
Y agregó: “Nos dijeron que se habían atrincherado y que no se irían. Fue tan raro, porque no sabíamos qué habíamos hecho mal. Fue tan extraño. Simplemente no podíamos creer que nos hicieran esto. Es repugnante estar encerrado fuera de tu propia casa”.
No obstante, el matrimonio pudo refugiarse en otra casa que tenía cerca de ese sitio y por eso no quedaron en la calle. De igual modo, todos los días incrementaban sus esfuerzos para volver a su propiedad principal.
“Hicimos varios intentos para arreglar y razonar con ellos, pero todo fue en vano. Nos hicieron sentir mal a los dos por el estrés y la preocupación -sumó el hombre-. Lo que le han hecho a la propiedad es imperdonable”, destacó.
Finalmente, la pareja pudo volver a su casa, pero el daño estructural que sus “amigos” le habían hecho a la vivienda los dejó devastados. Algo que ellos señalaron como “catastrófico”.
“Ellos tiraron nuestros muebles al patio trasero y los destruían. Incluso derribaron parte del muro fuera de la propiedad. Queríamos que nos devolvieran la casa. Ahora es un completo desastre y ambos estamos profundamente heridos por lo que nos sucedió. Queremos irnos”, enfatizó el dueño de casa.
Al ingresar a su hogar, la pareja se encontró con que las ventanas de la puerta trasera estaban rotas, el perro había mordido el marco de la pared y la puerta, y el cableado eléctrico estaba gravemente dañado. Fue tal el deterioro, que deberán llamar a un electricista para poder arreglar la conexión. También se llevaron casi todo, desde los televisores hasta el champú.
Por su parte, el matrimonio ahora solo quiere irse a vivir a otro lugar “lo antes posible” dada la experiencia que le tocó pasar. “Es una locura por aquí. La experiencia que hemos tenido para recuperar nuestra casa ha sido terrible. Y el problema de las drogas de todo tipo es terrible aquí. No sé a dónde iremos, pero, ciertamente, estará muy lejos de este lugar”, concluyó John Goodhand.