El calendario de vacunación comienza el mismo día del nacimiento de un bebé, y continúa en los primeros años de vida. Si bien los beneficios de recibir vacunas son innegables, muchos padres sufren al ver a sus hijos llorar cuando los vacunan. En los casos en que se debe inyectar, el pinchazo inevitablemente provoca dolor, y los niños reaccionan con llanto.
Es importante saber que es solamente una molestia pasajera: las vacunas tienen un perfil de seguridad muy bueno, con efectos secundarios graves que son prácticamente inexistentes. Sí es posible que se produzca una reacción leve, con fiebre y dolor en el brazo tras el pinchazo, que se trata con analgésicos y antipiréticos.
Pero hay ciertas estrategias para evitar un acceso de llanto durante la vacunación. La manera de actuar es diferente según la edad del infante.
Menores de seis meses
El bebé no puede anticipar el dolor, no sabe lo que le va a pasar, pero puede percibir el nerviosismo de los padres. Es importante por ello mantenerse relajado y sostener al niño con confianza y tranquilidad.
Se descubrió que los bebés segregan endorfinas al succionar, por lo que es bueno que tengan el chupete o tomen el pecho de la madre al momento de recibir el pinchazo.
De seis meses a tres años
Como ya son más conscientes del entorno, en esta franja etaria pueden sufrir ansiedad de separación, por lo que es fundamental el acompañamiento materno. No es bueno intentar explicarles la situación, porque es muy difícil hacerlos razonar, pero si nos ven tranquilos y confiados se sentirán mejor.
Para los más pequeños es recomendable nuevamente la succión no nutritiva, y para los más grandes la compañía de un juguete al que se sienta apegados.
De tres a siete años
Los niños de esta edad ya pueden anticipar lo que les va a pasar, lo que les genera miedo y ansiedad. Incluso muchos chicos comienzan a llorar aún antes de recibir el pinchazo. En este caso, sí se puede intentar explicar que el dolor será mínimo y breve, y tratar de que valoren la importancia de recibir la vacuna para evitar dolores mayores al enfermarse.
Es importante relacionar las vacunas con el efecto positivo y no con el dolor. El niño tiene que sentir que va a salir fortalecido de ese momento desagradable, y que su valentía tiene recompensa, no solo con la salud, sino con algún juguete o golosina. Se les puede colocar frío antes de vacunarlos, para insensibilizar ligeramente la piel, y realizar maniobras de distracción como mirar hacia otro lado o soplar fuerte al momento del pinchazo.
Mayores de 7 años
A esta edad, ya es de esperar que los chicos puedan expresar y manejar sus miedos y ansiedades de mejor manera. Una charla previa recordando la importancia de la vacunación y la necesidad de tolerar un pequeño mal momento deberían calmar a los chicos en edad escolar. En caso de manifestar un temor mayor, se pueden aplicar las recomendaciones para los chicos más pequeños.