Con algunos tropezones por fin llegaron los Oscar. La 91º edición de los premios de la Academia de Hollywood se realizó anoche en el Dolby Theatre de Los Ángeles. La ceremonia tuvo unos meses previos bastante controvertidos luego de varias decisiones de la organización se revirtieran. De hecho, algunos de los miembros del jurado se enojaron, entre otras cosas por la iniciativa de entregar cuatro premios durante las pausas televisivas.
En épocas en las que la mirada está puesta en la inclusión, parecería correcto elegir a un afroamericano para que sea el presentador de la gala. A principios de diciembre se había anunciado que Kevin Hart sería el conductor de la ceremonia. Pero alcanzó con que una sola persona expusiera los chistes homófobos que hacía en los inicios de su carrera para que él mismo renunciara al cargo. La Academia hizo justicia tomó la decisión de no tener un presentador en la noche de entrega de los premios. No es la primera vez que esto sucede, pero hace 30 años que no ocurría.
Otra de las polémicas que invadió la gala fue Netflix. La productora de streaming logró llegar a los premios más importantes de la industria del cine norteamericano con “Roma”, del mexicano Alfonso Caurón. Nunca se había registrado una competencia tan abierta por el Oscar a Mejor Película dado a que el filme mexicano tiene su origen en Latinoamérica y su lanzamiento no fue en los cines tradicionales sino en la plataforma Netflix.
Cabe resaltar que no es la primera vez que la productora digital intenta entrar en la historia con un premio de la Academia de Hollywood. El año pasado, ganó un Oscar por el documental “Ícaro”, pero no fueron suficientes los esfuerzos para lograr resaltar entre la gran cantidad de premios. Sin embargo, se cree que las autoridades de la plataforma gastaron el doble del presupuesto del documental en una campaña para poder estar presente en la ceremonia con la contratación de Lisa Taback, una publicista de Miramax.