La música es un buen elemento para acompañar distintas actividades diarias como hacer ejercicio, trabajar, estudiar o dedicarse a las tareas domésticas. Alguna canción en particular, un cantautor o una melodía pueden suscitar la creatividad para otra persona que no se dedica a la música. Ese es el caso del “Amor amarillo” la muestra que Federico Racca (columnista HOY DÍA CÓRDOBA) inaugurará el lunes en el Museo de Antropología.

Se trata de una instalación que da cuenta de la situación política, económica y social por la que atraviesa el país por estos tiempos. El artista utiliza como recurso el “land art” y se hace eco del movimiento neobarroco. Para que se entienda el “land art” (también conocido como earthwork, por su nombre en inglés) es una corriente del arte contemporáneo en la que el paisaje y la obra de arte están estrechamente enlazados. Para ello, utiliza como materiales elementos de la naturaleza como madera, tierra, piedras o arena, por ejemplo, para intervenir en sí misma.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver la música en su creación? Racca tomó como referencia las canciones del álbum “Amor amarillo”, de Gustavo Cerati, y resignificó sus letras para dar vida a su obra y explicar la coyuntura actual. “Tomé las letras del disco y dejé que ellas nombraran esas imágenes creadas por la naturaleza. Así fue que aparecieron: Avenida Alcorta, Cicatriz, Quedar a merced, Rasgando las tinieblas, Ahora es nunca (el cielo encapotado) y Los vicios no son del cuerpo”, explicó el artista.

Sobre la coyuntura política, Racca sostuvo: “Con un gobierno macrista recién comenzado y un cambio de sustrato cultural estrenado poco antes, pensando en mi trabajo sobre arte político sentí que estaba viviendo algo ya vivido; el macrismo como forma fosilizada”. Y agregó: “A partir de esa imagen, recorrí cuatro mil kilómetros para traer desde Los Menucos fósiles y dendritas. Al regresar me di cuenta que el viaje recién había comenzado. Pensé en el color amarillo (ese del PRO) y así apareció el trabajo de Cerati”.

A modo de aviso, antes de la inauguración de la exposición, María Belén Davil, quien trabajó junto a Racca en el montaje de la exposición, describió el trabajo como “una fiesta”. “Las piezas permiten tomarse el tiempo para frenar la fiesta y poder descubrir en la oscuridad la realidad que nos rodea”, concluyó Davil.