Desde su estreno en 2020, Emily en París se consolidó como uno de los títulos más vistos de Netflix, combinando comedia romántica, paisajes icónicos y un vestuario que se volvió tendencia global. En su quinta temporada, la ficción protagonizada por Lily Collins propone un cambio de eje narrativo y estético: Italia reemplaza a Francia y la moda vuelve a ser un personaje central.
A continuación, las claves para comprender el nuevo rumbo de la serie creada por Darren Star, disponible desde este 18 de diciembre en Netflix.
1. Roma, el nuevo escenario
El cierre de la cuarta temporada marcó el traslado de Emily a Roma para liderar la oficina italiana de Agence Grateau. La capital italiana redefine la identidad visual de la serie: el chic parisino da paso a una estética mediterránea donde predominan el cuero, las gafas oversized, las motos Vespa y una impronta más sensual y sofisticada.

2. Moda italiana en primer plano
La quinta temporada refuerza el ADN fashion de la serie con una clara inspiración en la moda italiana. Diseños estructurados, referencias al lujo artesanal y una paleta más cálida acompañan el crecimiento personal de la protagonista, consolidando a la serie como vidriera de tendencias internacionales.
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3. Marcello Muratori, el nuevo interés amoroso
Emily inicia un vínculo con Marcello, heredero de una tradicional firma de cachemira. Interpretado por Eugenio Franceschini, el personaje representa estabilidad, elegancia y un contraste con los vínculos conflictivos que quedaron en París.

4. Gabriel y las decisiones tardías
Tras alcanzar el éxito profesional, Gabriel comprende que aún ama a Emily. Su posible viaje a Roma reabre interrogantes sobre el pasado y anticipa nuevos conflictos sentimentales.

5. Cambios en el elenco y expansión de Agence Grateau
Mientras Sylvie apuesta por la expansión internacional de la agencia, la serie se despide de Camille, cuyo arco narrativo se cierra definitivamente. La quinta temporada contará con diez episodios y mantendrá al elenco central, reforzando la conexión entre París y Roma.

Con Italia como telón de fondo y la moda como hilo conductor, Emily en París renueva su fórmula sin perder identidad, apostando a un escenario que promete redefinir el futuro de su protagonista.









