Niños bailando al ritmo del “Tunga-tunga” de Jiménez, adultos mayores metidos en un pogo de Miranda, extranjeros haciendo flamear sus banderas mientras Ciro y los Persas revolucionaban al público. Todas esas situaciones y muchas más se vivieron en la gloriosa vuelta del Cosquín Rock 2022 a las sierras cordobesas, devolviéndole ese sentimiento de vitalidad y alegría plena a un colectivo nacional que anhelaba de este encuentro.
Luego de dos años de una obligada interrupción por la pandemia, las dos jornadas del masivo evento realizado en el Aeroclub de Santa María de Punilla estuvieron condimentadas por un clima ideal en el que el mercurio no pasó de los 24 grados. Mientras que el primer día registró la asistencia de alrededor de 45.000 personas, la segunda jornada sumó 40.000, completando de esta forma la cifra de 85.000 usuarios que no quisieron perderse este reencuentro.
A tempraneras horas del sábado, se registró en la calle peatonal de Dean Funes una cola que por lo menos, llegó a tener una distancia de dos kilómetros. ¿Donde desembocaba? Pues claro, en la boletería Edén. Algunos, para alivianar la espera a por sus entradas, llevaban sus reposeras y se quedaban tomando mate.
Por la masividad, la llegada al predio fue lenta debido al tránsito. A su vez, hubo quejas por parte de muchos usuarios que para comprar o retirar sus entradas debieron hacer colas que llegaban a tener la distancia de cinco cuadras.
Una vez con entrada en mano, la gente ya estaba lista para realizar el ansiado recorrido hacia el ingreso. Es en ese intervalo en el que uno se podía topar con el “lado B” del festival: el fiel aroma del choripán, carpas por doquier, motorhomes y una abundancia de bebidas alcohólicas, elementos que nunca faltan en esta reunión federal.
En esta misma línea, el impulso al turismo fue inminente. Según expresaron desde la propia organización, la compra de entradas por internet arrojó que los bonaerenses adquirieron el 39% de las entradas por ese medio. A su vez, también indicaron que la gran mayoría provenía de otras provincias y se alojaron mayoritariamente dos noches por la zona. ¿El alojamiento preferido? Las cabañas.
A la altura de las circunstancias
La inversión millonaria del organizador, José Palazzo, se hizo notar debido a la calidad de montaje, producción, escénica, logística, gastronómica y de seguridad. En este sentido, tampoco hubo inconvenientes a la hora de agilizar la entrada. Logísticamente, las indicaciones necesarias estaban presentes a toda hora en las grandes pantallas y en distintos stands esparcidos por el predio.
Una vez dentro del predio, nada podía fallar. Con 150 bandas en 9 escenarios en simultáneo, separados con la distancia justa para evitar desperfectos, la puesta en escena nada tenía que envidiarle a los recitales extranjeros. Una calidad sonora ideal, en la que no se interponían otra cosa que no fuera la música que estaba sonando.
Otra cuestión digna de destacar, fue el nivel de los montajes que se podía. apreciar en las gigantescas pantallas LED y los juegos de luces. Los artistas visuales detrás de cada show demostraron precisión y mucha creatividad a la hora de acompañar la música.
Pogos y mucho baile
Fueron 154 artistas y bandas los que provocaron el agite social con mucho pogo y baile de por medio. En este sentido, fueron los Escenarios Norte y Sur los que cautivaron las preferencias de la gran mayoría. Las otras propuestas musicales estuvieron distribuidas en espacios, carpas, y en la Casita del Blues, el espacio blusero del festival que siempre mantiene su toque. Por ahí pasaron La Mississippi, Mustang Cowboys y Celeste Carballo, entre otros artistas del género.
Las correteadas de un escenario a otro, así cómo cuando un niño quiere disfrutar de todas las atracciones de un parque, denotó que muchos asistentes ya tenían armados sus cronogramas y no querían perderse de ningún exponente de su preferencia. De esta manera, cada vez que llegaba la hora para que comience un artista destacado, el Aeroclub se transformaba en un campo de batalla en donde la lucha era llegar a tiempo.
El escenario Norte se destacó por su gran variedad estilística. El primer día fue el turno del rapero Wos, uno de los artistas más esperados, que subió al escenario luego de Skay y los Fakires. Por allí también pasó Babasónicos, que contó con un espectacular acompañamiento visual y Él Mató a un policía motorizado. También Los Auténticos Decadentes pusieron las últimas melodías y baile de una primera noche a todo pogo.
De todos modos, hay que mencionar que el verdadero plato fuerte del sábado fue Ciro y los Persas, quien deslumbró con clásicos como “El farolito”, “Como Alí”, “Tan solo”, “Pistolas” y “Pacífico”, generando de esta manera una verdadera fiesta.
Ya en la segunda jornada, en esa misma estructura, Divididos arrancó con un show potente pleno de clásicos. Antes se sucedieron algunas perlitas como la versión de “Balada del diablo y la muerte” de Airbag, previo al paso de los uruguayos de La Vela Puerca, otro clásico del festival.
Por su parte, Las Pelotas completó la asistencia perfecta al festival y esta vez lo hizo en la carpa exclusiva, mezclando versiones acústicas con eléctricas.
Para gustos, colores: el eclecticismo del Escenario Sur
En el Escenario Sur fue donde se presenció una verdadera diversidad. El sábado se cruzaron Turf, Julieta Venegas, Trueno, La Delio Valdez, Zoe Gotusso, El Kuelgue y Soy Rada & the Colibriquis. Cada una de las propuestas fue recibida con alegría y entusiasmo en el público.
El domingo al atardecer, Fito Páez fue la estrella de la propuesta “Sur”. El abrazo entre el rosarino y el público de Cosquín fue uno de los momentos más esperados que logró un especial brillo con un show que iluminó el alma de todos los presentes. Durante el recital, el músico recordó a sus colegas Charly García y Luis Alberto Spinetta, vistiendo una remera con sus rostros ¿De donde había sacado esa prenda? Un bello regalo del mismísimo publico. “Sin ellos hoy no seriamos nada”, asintió el artista.
Más temprano habían hecho su debut los españoles Love and Lesbian quienes están de gira por la Argentina. También Miranda!, Juan Ingaramo y María Becerra. El cierre, estuvo a cargo de Los Espíritus, luego de un show consagratorio de Bándalos Chinos.
De esta manera, el Cosquín Rock festejó un retorno mágico, que saluda a un presente cada vez más alejado de ser pandémico. Miles de personas volvieron a gozar de uno de los festivales más importantes de Latinoamérica, y fue esplendido.
Curiosidades al margen
El tinte de federalismo que lleva el festival se hizo notar a través de distintas situaciones que involucraron a entidades reconocidas que se hicieron presentes. La primera figura extraña fue Patricia Bullrich, quien se paseó por las inmediaciones a la pesca del público joven, sacándose selfies y disfrutando de la música. Vistiendo una remera con la publicidad de la petrolera estatal YPF, la ex ministra hasta “choluleó” con fotografías junto al cantante Axel.
Ella no fue la única del ámbito político, también estuvo el ex intendente Ramón Javier Mestre, quien asistió el sábado junto a integrantes de su familia y de dirigentes de su agrupación interna en la UCR, aprovechando para llevar hasta allí su campaña de prevención de enfermedades de transmisión sexual. Bajo la consigna “el mejor sexo es el más seguro”, repartió preservativos a los presentes.
¿Y el fútbol? Claro, no podían faltar referencias del deporte más representativo del país en un encuentro tan federal. En este sentido, el sábado por la noche hubo una sorpresa extra para el público: mientras cantaban Los Auténticos Decadentes subió al escenario Ricardo Enrique Bochini. El “Bocha” fue presentado como el ídolo de Diego Maradona y entonaron el histórico «Bo Bo Chini», entonando como si fuesen la hinchada de Independiente.
También trajo a colación este ámbito la banda de Ciro y Los Persas, quienes tocaron su hit “Maradó”, generando un revuelo en el público mientras que en los gigantescos LEDs pasaban imágenes del “diez”.
Estudios sobre el Festival
Por otra parte, el Cosquín Rock midió su impacto económico y sociocultural. Durante sábado y domingo, el área de Investigación y Extensión del Instituto Cultura Contemporánea, llevó adelante en el festival un estudio que mide el impacto económico y sociocultural de su realización. El diseño del estudio fue creado metodológicamente junto a Mariana González, profesora asociada de estadística e investigadora de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC, y puesto en marcha por el equipo de profesionales, junto a quince pasantes rentados seleccionados por la institución.
Consumo cultural, valoración e interés sobre acciones aplicadas en el evento, pandemia, sustentabilidad y problemáticas ambientales fueron los temas centrales de la consulta, de allí se obtuvieron jugosos datos como los siguientes:
Impacto económico en la zona
El Festival movilizó recursos por 1.415 millones de pesos. Cifra que surge de la inversión de la organización más el gasto de los asistentes en diferentes categorías que van del transporte y el alojamiento a la gastronomía.
La realización del evento construyó 5.630 empleos directos dentro del festival. A esta cifra debe anexarse emprendedores e independientes, así como otros agentes indirectos, con el consecuente impacto en los servicios y comercios de la región. Una estimación general supera las 10.000 personas con actividad.
Según datos que trascendieron desde la misma organización, un 55% de los asistentes vienen de otras provincias y se alojaron mayoritariamente dos noches en la zona (47%) y tres noches (27%). Prefirieron cabañas (36,6%) con una inversión cercana a 5.000 pesos (50%). Se estima que en alojamientos hubo un gasto próximo a los 107 millones de pesos. A su vez, indicaron que el 64,2% pernoctó una o más noches para asistir, y llegó en colectivo el 37,3% de los visitantes.
Los presentes resaltaron la importancia de las políticas de sustentabilidad que lleva adelante Cosquín Rock para sus ediciones y más de la mayoría admite haber tomado medidas propias para manejar sus residuos. Esto indica una tendencia con estudios realizados previamente sobre el tema. Según informaron los organizadores, solo el 25% de las personas tomó recaudos especiales para cuidar su salud en el marco del escenario de la pandemia del Covid-19, más allá de los de la organización, quienes contaban con todos los elementos de prevención.
Por último, la organización detalló que dispuso y entregó 60.000 litros de agua gratis para hidratación de las personas asistentes.