“Fue una noche movidísima, espectacular. Estrenamos en un montón de salas, estamos en Patio Olmos, Nuevo Centro Shopping, Showcase, Cinemacenter y los Cines Rex”, se entusiasma Rosendo Ruiz al hablar del avant-pemiere de “La Zurda”, su nueva película que hoy llegará a todos los cines comerciales de la ciudad, un hito nada menor en los tiempos que vivimos, donde el cine argentino sufre un ataque sistemático del Estado nacional y resulta menospreciado públicamente por quienes deberían ser sus principales promotores.
Ocurre que “La Zurda” es el regreso de Ruiz a su cine de mayor ambición en términos de producción, búsquedas estéticas e impulso narrativo: tal como hace 14 años con “De Caravana” (2011), vuelve a retomar los ritmos del cuarteto para narrar un thriller de acción que en su interior esconde en drama trágico, bien representativo de las experiencias de las clases populares cordobesas, que podría inspirar alguna de las mejores letras de Carlitos Jiménez. Sus protagonistas son dos jóvenes amigos que tienen una banda de cuarteto y sueñan con triunfar en los escenarios locales, aunque la mafia que rige en los barrios bajos de la ciudad se cruzará en su camino, con un resultado trágico.
“La última reflexión que tengo en este momento es destacar esta movida del cine cordobés que empezó hace 14 años, donde ya podemos decir que tenemos de todo: actores, técnicos, directores, cineclubes, críticos y hasta apoyo estatal, siempre mejorable por supuesto, pero ahora hay apoyo del Estado provincial. En realidad, hay dos jugadores que estaban faltando, que se esbozaron con el estreno de ‘De caravana’ en 2011, que son las salas comerciales y el público cordobés. Que las salas nos den un espacio y que el público vea las producciones cordobesas, que salgamos del nicho del cineclub y de la cinefilia. Esa es mi mayor apuesta con ‘La Zurda’”, enfatiza Ruiz, quien se anima a imaginar un sueño pese al contexto atroz que vive el cine nacional:
“Me gustaría que, así como consume cuarteto, el público cordobés vea el cine local; porque el cuarteto es una industria artística fuerte y uno quisiera que lo mismo pase con el cine”.
HDC: Podemos comenzar contando la génesis de la película, ¿cómo se gestó “La Zurda”?
Rosendo Ruiz (RR): La génesis de “La Zurda” fue inmediatamente después del estreno de “De Caravana” allá por 2011. Con Alejandro Cozza quedamos muy enganchados, muy fascinados con la noche, con el cuarteto, con los márgenes de Córdoba, con los personajes que conocimos y decidimos lanzarnos a la escritura de una nueva película. Buscábamos explorar aspectos más clásicos de distintos tipos de cine, de policial, del “film noir”, de drama y tragedia, mezclados con el humor y la forma de ser del cordobés. Es decir, buscábamos que no fuera una película densa y pesada por más que narremos una tragedia. Pero después ese guion quedó guardado y vinieron otros proyectos hasta que hace un par de años un amigo me rompió el corazón. Y ahí tuvimos la oportunidad de desempolvar el guion de “La Zurda”: como trataba de dos amigos, vimos cómo llevar esta historia que queríamos contar de “bromance” (NdR: neologismo de «brother» y «romance» que hace referencia a un subgénero de Hollywood que mezcla comedia y acción haciendo eje en la relación de dos hombres amigos), por lo que la reescribimos y así fue el origen de la película.
Celebración del cine cordobés: La Zurda eclipsó en su avant premiere
HDC: La película vuelve un poco a tus búsquedas iniciales, ¿Cómo fue ese regreso al género? ¿Qué nuevas búsquedas tuviste en “La Zurda”?
RR: Lo nuevo que busqué en “La Zurda”, distinto a “De Caravana” y de las otras películas que filmé, fue el uso de recursos cinematográficos como planos, sonidos, iluminación y guion más clásicos, más de cine comercial si se quiere. Ese fue el objetivo que tuvimos de antemano con Alejandro. Y siento que es la búsqueda distinta que hicimos, aunque también podría hablar del uso de la música porque generalmente yo no he usado mucha música extra dietética en mis películas y en “La Zurda” claramente hay una intención de uso en ese sentido. Después, respecto a la búsqueda con los actores, siento que es la misma que he mantenido siempre: si bien fuimos profundizando y encontrando nuevas maneras de filmar, la creación de los personajes es la misma que tengo desde mi primera película.
HDC: Hay una cuestión importante en la película que tiene que ver con ¿Cómo se filma a las clases populares de Córdoba? En ese sentido es evidente que querés evitar algunos tópicos comunes sobre los jóvenes pobres como asociarlos al consumo de drogas o el delito…. Tus jóvenes protagonistas tienen otro perfil, una amistad hermosa construida alrededor de sus sueños…
RR: Creo que la droga y el delito atraviesa a todas las clases sociales y no solo a la pobreza. Y estigmatizar a la pobreza con esas dos figuras me parece que es el gran problema que tenemos hoy como sociedad y por eso “odiamos” entre comillas a los villeros, a los pobres. Tenemos ese rótulo puesto sobre la gente que vive con pocos recursos. La pobreza que buscamos filmar con la película es la pobreza material, la pobreza económica, pero no la pobreza de sueños, de anhelos, de amistades, de vínculos y de valores. Los chicos nuestros son de un barrio marginal pero trabajan, cada uno tiene sus changas y tienen una banda de cuarteto con la cual pretenden triunfar y con la cual sueñan tener éxito. Eso fue lo que quisimos filmar con la película: mostrar que en todas las clases sociales hay sueños, hay esperanza, hay seres humanos y no estigmatizarlos por la situación material en la que viven.
HDC: Me parece que hay un hallazgo en los protagonistas, ¿Cómo fue su elección? ¿Cómo construyeron a los personajes?
RR: Buscamos a los protagonistas por casting. Siempre para mí es prioritario valorar al personaje, porque creo que el personaje es el que llama al actor y no a la inversa. Muy raras veces uno escribe pensando ya en un actor, aunque es válido también. Yo lo hice en alguna película, pero en “La Zurda” los actores conocidos, con renombre, son Gustavo Almada -que compuso al “Laucha” en “De caravana”- y Alejandro Orlando, el actor de Los Modernos. Son personajes chicos, pero es importante lo que hacen. Todos los otros personajes fueron sacados del casting, que fue muy exhaustivo hasta que encontramos al actor para cada personaje. Y después vino un trabajo actoral de un par de meses, trabajando con los chicos para construir a sus personajes: quisimos hacerlo sin buscarlos afuera, es decir no queríamos buscar personajes sobre los cuales copiar o parodiar, sino que cada actor busque adentro suyo al personaje que la película necesita y al personaje que tiene las condiciones materiales que la película les brinda en la ficción. Con esa premisa trabajamos y después de construir a los personajes, empezamos a trabajar para construir los vínculos entre ellos. Casi ninguno se conocía entre los actores y bueno generamos los vínculos de amistad, de maternidad o de paternidad para que se vean creíbles en la película.
HDC: La película tiene una evidente intensión de captar una cultura cordobesa bien popular que tiene que ver con el mundo del cuarteto y sus espacios. ¿Qué desafíos encontraste a la hora de filmar ese universo?
RR: Los desafíos que nos presentó la película no tuvieron que ver con el universo del cuarteto y de la noche, sino que tuvieron que ver con el tipo de película que queríamos filmar porque es una película más bien clásica, que mezcla géneros, donde hay peleas, hay persecuciones, hay bandas tocando y gente cantando. Los desafíos eran de producción: poder filmar esta película en solamente cuatro semanas. Para comparar, “De caravana” se filmó en seis semanas. Así que el verdadero desafío fue de producción, hacer entrar el rodaje con todas estas cosas que te marco, como las peleas, en cuatro semanas. Filmar la noche, filmar en barrios carenciados, filmar en boliches bailables, cuarteteros, no fue ningún problema.
HDC: ¿Cuál es la Córdoba que buscaste filmar?
RR: La Córdoba que siempre busco filmar en mis películas es una ciudad orgánica a la historia que vamos a filmar. Tratamos de respetar los trayectos y los espacios que transitan nuestros personajes como si fuera una historia real. Porque hay muchas Córdobas para mostrar más allá de la turística, así que es la historia la que manda. Por ahí, si por alguna razón de fuerza mayor de producción no puedo conseguir la calle que quisiéramos, buscamos una similar y lo falseamos, pero hacemos la película principalmente para cordobeses. Entonces tratamos de respetar la geografía que cada uno de nosotros tenemos en la cabeza y la que pide la historia.

HDC: Por otro lado, te pregunto sobre la banda de sonido, que tiene una importancia central en la trama, ¿son todas canciones de Monada o hay algún tema original para la película?
RR: El universo sonoro de la película siempre fue central porque además de que estamos en Córdoba y usamos el cuarteto, en la diégesis de la película los protagonistas tienen una banda de cuarteto con sus amigos y sueñan con triunfar con ella en la música. Para eso fue fundamental trabajar con Monada, muy grandes músicos que tenían un repertorio de canciones propias enorme, porque es una de las pocas bandas que tienen tantos temas propios. Entonces fue solo cuestión de elegir los temas que más nos gustaban y usarlos en la película. Pero además están los hermanos Ninci (Juanito, Lucas y Agustín, creadores de Monada) que hicieron la música extradiegética, la música incidental de la película. Eso es algo que nos han marcado mucho en el Bafici (Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires), donde destacaron que es muy original, porque es la primera vez que se escucha una película musicalizada con instrumentos del cuarteto y con la orquestación típica de las orquestas de cuarteto. Eso es un punto como nuevo en el cine argentino. Antes de hacer la película hubo que tomar una decisión sobre si buscábamos a un actor que tenía que aprender a cantar o un cantante que aprendiera a actuar y nos dimos cuenta que nos convenía la primera opción: buscar un actor y ese fue el recorrido que hicimos con el protagonista (Juan Cruz El Gáname). En cuanto quedó elegido empezó a tomar clases de canto y empezó a ensayar. También quisiera destacar que hay un tema original que se hizo sólo para la película que se llama “Ya llegó”.
HDC: También me gustaría hablar del lugar de la política en tu película, hay varias aristas para pensarlo: ¿Dónde crees que está?
RR: Fuimos muy conscientes del sentido que buscábamos con la película, de qué historia queríamos contar. En qué mundos meternos y testimoniar con la película. La política asumida desde la película es pensar ¿Qué filmamos? y ¿Cómo lo filmamos? ¿Con qué altura de la cámara lo filmamos? Claramente tratamos de entender la violencia, la marginación y la apatía que sufren los que menos tienen, nuestra mirada está puesta ahí. Una manera de empezar a pensarlo y a tratar de buscar alguna mejora en la sociedad es visibilizándolo. Me parece que tendrían que haber muchas películas sobre las injusticias que en esta ciudad sufren o sufrimos los que menos tenemos en manos de los que tienen más poder y mejores condiciones materiales de vida. Así que claramente la posición política está en enfocar la mirada hacia esos sectores sociales y filmarlos con respeto.
HDC: Hablemos un poco también del contexto del cine argentino actual, ¿Cómo ves al cine argentino y cordobés?
RR: El contexto del cine en la Argentina es horrible. Estamos en un momento en donde el Estado nacional nos saca todos los apoyos. Quieren destruir la industria cinematográfica argentina sin entender que el problema no es que se filmen películas, sino que el problema es que no tengamos medidas que nos ayuden a llegar al público. No podemos competir con el monstruo imperialista norteamericano, que tiene avasalladas todas las pantallas de cine y de plataformas. El 90% de lo que se consume es cine norteamericano y nuestro Gobierno cree que el problema es que hacemos películas. Pero el problema es que no podemos competir ni sostenernos en las salas para que los argentinos puedan ver nuestras películas; ni hablar que podríamos tener también apoyo para salir a mostrar nuestro cine afuera. Tanto que tienen de ejemplo a Estados Unidos, no pueden ver que ya se va de rosca y viene ejerciendo un imperialismo cultural tremendo a lo largo de las décadas: no le interesan las filmografías locales, sólo les interesa aplastarlas y llenarnos de su producción.
Así que bueno, el contexto es bastante triste, particularmente para nosotros porque en Córdoba veníamos desde hace 14 o 15 años produciendo muchas películas. El año pasado se iban a filmar varias que no se filmaron. Pero bueno, estamos en época de resistencia y lo estamos haciendo: vamos a resistir. Nosotros nos podemos dar el lujo de resistir estrenando una película, porque esa es nuestra manera de revelarnos contra el sistema. Decirles “podemos hacer cine en Argentina y hacer cine que esté bueno”. Y hacer todo para que la gente vaya a vernos al cine. Ese es el panorama. El cine cordobés también está siendo vapuleado por estas medidas de recortes nacionales, pero por suerte aquí hay algunos fondos cordobeses que supimos trabajar con las agrupaciones del ambiente del cine local, que nos permitió generar algunas medidas económicas que nos pueden ir ayudando para no ahogarnos del todo.
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