A 100 años del nacimiento del compositor Eduardo Rovira (1925-1980), el ensamble belga Sónico lanzó hace algunos días “ROVIRA 100”, su quinto álbum de estudio, en formato físico y digital. Pero no es solo un disco; es un manifiesto. Ariel Eberstein, contrabajista argentino radicado en Bruselas y motor de este rescate arqueológico, volvió a dialogar con Hoy Día Córdoba para desentrañar los porqués de una celebración que es, al mismo tiempo, una redención de la memoria tanguera.
La lógica del rescate: Dos universos en un disco
La lógica de una obra escapa a los límites de los “greatest hits”. Para entender a un compositor es necesario sumergirse en sus abismos y cumbres. El ensamble Sónico, integrado por Lysandre Donoso (bandoneón), Alejandro Schwarz (guitarra eléctrica), Stephen Meyer (violín), Ivo De Greef (piano) y Ariel Eberstein (contrabajo), eligió para este centenario revisitar dos álbumes emblemáticos: “Sónico” (1969) y “Que lo Paren” (1975).
La elección no fue azarosa, sino curatorial. “Al igual que un músico clásico que no se acerca a las obras más emblemáticas de compositores como Beethoven o Schumann sin preparación, la elección de los dos discos más icónicos de Eduardo Rovira responde a la necesidad de hacer un recorrido que abarque las obras fundamentales para tener el bagaje necesario que permita comprenderlas”, explica Eberstein.
La propuesta del nuevo material es un viaje de contrastes. Al ser consultado por los puntos en común entre los dos trabajos, el líder del ensamble detalla que lo atractivo de fusionar estas obras “radica en sus diferencias más que en sus similitudes”, una decisión que respeta la propia naturaleza cambiante del compositor. “Por un lado, ‘Sónico’ es un disco con una sonoridad muy de los años 70; te lleva mucho a ese período. Por el otro, ‘Que lo Paren’ es un disco mucho más universal, más cercano a la música de cámara”.
Este rescate implicó también un desafío técnico. Las grabaciones originales de Rovira muchas veces sufrieron de recursos limitados. El trabajo de Sónico no fue sólo interpretar, sino limpiar, entender y pasar esa música por una lógica actual, que les da “una personalidad propia”.
Un ejemplo claro es el uso de pedales en el bandoneón, un experimento que Rovira introdujo por primera vez en la historia del género en el disco Sónico y que el grupo homónimo tuvo que descifrar para saber cómo utilizarlo musicalmente hoy. “Más allá de eso, el desafío está en abarcar cada obra en sí misma: repensarla y analizar si determinados cambios, fraseos o articulaciones son los mejores, o si podemos tomarnos alguna libertad para potenciar una idea musical”.
Disponible desde el 27 de noviembre, “Rovira 100” se puede escuchar en plataformas digitales y también se comercializa en formato físico.
El “Winner takes it all” y la deconstrucción del mito
Durante décadas, la crítica y el mercado construyeron una dicotomía digna de un Boca-River: Piazzolla versus Rovira. El genio exitoso contra el genio maldito. Sin embargo, Eberstein pone paños fríos y ofrece una lectura mucho más madura sobre esa supuesta rivalidad que, a sus ojos, ya caducó.
“Esa dicotomía existió más que nada en los años 60, cuando el tango estaba muriendo y se necesitaba buscar una figura y contraponerla a otra para generar ruido en la prensa”, analiza. Hoy, la realidad es otra. El contrabajista cita el tema de Abba: “Como dice la canción, ‘the winner takes it all’: Piazzolla se llevó todo, así que hablar de una competencia es plantear un desbalance de poder fuera de proporción”.
Aquí radica el núcleo filosófico de la misión de Sónico. No se trata de bajar a Piazzolla del pedestal para subir a Rovira, sino de ampliar la foto. “Más que revalorizar a Rovira, nuestra misión más importante es impulsar un cambio de paradigma: demostrar que la construcción del Tango de Vanguardia fue una construcción colectiva y no una construcción mesiánica”.
El regreso a la cuna: Grabar en Buenos Aires
Sónico tiene su base de operaciones en Bélgica. Sus grabaciones suelen realizarse en una sala de conciertos en Sint-Truiden, donde los músicos tienen “contacto visual” y se escucha “como si fuese en vivo”. Pero “ROVIRA 100” exigía otra atmósfera. Requería un ambiente porteño y la mística del Río de la Plata.
Por primera vez, el ensamble grabó en Argentina. “Fue toda una construcción desde el punto de vista organizativo y económico, ya que no vivimos ahí”, confiesa Eberstein, pero el peso simbólico valió la pena. “Es nuestro quinto disco y hacerlo en Argentina tiene un gran valor emocional para un grupo extranjero. Poder tocar en la cuna del tango es, obviamente, uno de los objetivos soñados”.
En 2025, el elenco al que pertenece Eberstein salió de gira, pero no fue un tour más; tuvo tintes de peregrinación. El itinerario sudamericano contó con fechas en Santiago de Chile, San Juan, Río Cuarto y Córdoba, donde el show fue “alucinante” por la cantidad de público que asistió. Y el viaje no podía tener otro cierre sino en la Ciudad de Buenos Aires, cuna del género.
Debido a una reprogramación de fechas, el concierto previsto en el Palacio Libertad (ex CCK) se postergó para el 30 de abril. La casualidad quiso que ese día coincidiera con su presentación en el Teatro Colón y, fundamentalmente, con el día exacto del natalicio de Eduardo Rovira. “Tuvimos la dicha de tocar en las dos salas principales de Buenos Aires el día del nacimiento de Rovira… De alguna manera, sentimos que el círculo se cerró y pudimos llevar físicamente a Eduardo Rovira al lugar donde siempre debió estar”.
Un punto de partida, no de llegada
¿Ha logrado Sónico la “canonización” de Rovira? Eberstein es cauto. Sabe que Piazzolla y Salgán llevan “miles de kilómetros de ventaja” en el imaginario popular. En esa diáfana, el músico reconoce que posicionar una figura a nivel mundial hoy responde a elementos de marketing que los exceden: “Hay muchos espacios que esta figura debe recorrer para tener el reconocimiento que se merece”.
Sin embargo, a diez años del nacimiento del grupo, el balance es de orgullo. “No sé si lo llamaría ‘legado’ —porque el legado es el de Rovira—, pero sí dejamos un trabajo hecho que demuestra lo importante que fue esta música”.
El futuro inmediato de Sónico sigue mirando hacia adelante, con la inercia de quien no sabe quedarse quieto. El mes pasado el grupo actuó en la Elbphilharmonie de Hamburgo con sold out. En marzo de 2026 presentarán Sinfonía de Tango en el BOZAR de Bruselas junto a la Brussels Philharmonic, adaptando el material de Rovira al formato sinfónico. “Estos 100 años de Rovira no son un final, sino un punto de partida para seguir presentando este material en el futuro”, cierra.









