En este Día Internacional de la Juventud, es importante impulsar una conversación más inclusiva sobre lo que significa ser joven, especialmente dentro de las instituciones y los espacios de formulación de políticas.
Sociólogos y filósofos sostienen desde hace tiempo que la juventud no es solo una etapa de la vida, sino una forma de pensar. Pierre Bourdieu afirmó célebremente que “la juventud es solo una palabra”, dando a entender que es un mito construido socialmente que encubre la realidad de la clase social, el tiempo y el poder.
En el mundo vertiginoso de hoy, su afirmación resulta más vigente que nunca. La juventud puede ser un privilegio, una carga o una meta, dependiendo de la situación económica y el contexto cultural de cada persona.
A medida que los límites de la edad se vuelven más difusos, deberíamos preguntarnos: ¿quién puede considerarse joven y durante cuánto tiempo? ¿Qué significa realmente ‘ser joven’ en la sociedad actual?
La respuesta es mucho más compleja que una fecha de nacimiento en un certificado.
No existe una única definición de juventud, pero a nivel global, la percepción sobre hasta cuándo uno se siente joven parece acotarse cada vez más.
Las organizaciones internacionales suelen definir la juventud mediante rangos de edad fijos: por ejemplo, las Naciones Unidas clasifican como jóvenes a las personas de entre 15 y 24 años. Otros amplían el límite superior hasta los 29 o incluso 35 años, especialmente cuando se consideran las transiciones hacia el empleo o la educación superior. Pero el WIN Worldviews Survey revela una desconexión notable entre estas definiciones formales y cómo se sienten las personas. En muchos países, la gente sigue sintiéndose joven bien entrada la década de los 40 o incluso los 50, aunque ya no sean ‘jóvenes’ oficialmente.
En 2025, la edad promedio global a la que las personas dicen dejar de sentirse jóvenes es de 41 años, un descenso frente a los 44 años en 2018, lo que indica una ‘ventana de juventud’ más estrecha en todo el mundo. Este promedio global muestra fuertes contrastes regionales y culturales. Por ejemplo, en Europa las personas reportan sentirse jóvenes hasta los 44 años, mientras que en África esa sensación se desvanece antes, a los 36.
Incluso dentro de las regiones, las diferencias son notables. En Tailandia, las personas dicen dejar de sentirse jóvenes a los 26 años, mientras que en Corea del Sur esa edad se eleva a los 51. Estos resultados demuestran que el concepto de juventud no es solo biológico o institucional: es una construcción cultural, moldeada por el contexto social, las expectativas personales y las realidades vividas.
¿A qué edad los argentinos dejan de sentirse jóvenes?
En América Latina, Paraguay y Chile encabezan la región con un promedio de 42 años, seguidos de cerca por Argentina con 41 años. Más atrás se ubican Brasil y Ecuador (38 años), mientras que México y Perú cierran la lista con 37 años. De esta manera, Argentina se encuentra entre los países latinoamericanos con una percepción más prolongada de la juventud, en línea con la media global.
Al igual que a nivel global, en nuestro país, la juventud parece estar acortándose ya que en el relevamiento del 2018 los argentinos sostenían dejar de sentirse jóvenes a los 46 años.
Al analizar los resultados por edad y género, se observa que no hay grandes diferencias entre hombres y mujeres, pero sí aparecen contrastes según el grupo etario. A medida que aumenta la edad, los argentinos tienden a sentirse jóvenes por más tiempo. Los jóvenes de 18 a 24 años consideran que se deja de ser joven a los 32 años; las personas de 25 a 34 años creen que la juventud se pierde a los 36 años; aquellos de 35 a 49 años opinan que esto sucede a los 44 años; las personas de 50 a 64 años sitúan el fin de la juventud en los 51 años; y los mayores de 65 años piensan que se deja de ser joven a los 50 años.
La percepción sobre hasta cuándo se es joven también varía según el nivel educativo: los de nivel superior consideran que la juventud se pierde a los 45 años, los de nivel primario sitúan el fin de la juventud a los 39, y los de nivel secundario a los 41.
Reflexiones
Constanza Cilley, Analista Social y Directora Ejecutiva de Voices, comentó sobre los hallazgos: “La percepción de la juventud está cambiando, y este estudio lo refleja con claridad. En Argentina, vemos que la edad promedio en la que las personas sienten que dejan de ser jóvenes es hoy de 41 años, en línea con el promedio global, pero marcando un descenso significativo respecto a los 46 años registrados en 2018. Este cambio invita a reflexionar sobre cómo las condiciones sociales, económicas y culturales influyen en nuestra vivencia del tiempo y del ciclo vital. Creemos que es necesario ampliar el debate sobre qué significa realmente ser joven, especialmente en un contexto donde las transiciones hacia la adultez son cada vez más complejas y prolongadas.”
Richard Colwell, presidente de WIN International Association, declaró: “La edad no es solo un número: es una narrativa. La edad a la que las personas sienten que dejan de ser jóvenes refleja presiones sociales, perspectivas económicas e historias culturales sobre vitalidad, responsabilidad y relevancia.”