USD 330.024 millones de dólares es la cifra que indica la formación de activos o patrimonio que tienen los argentinos fuera del sistema o más bien los dólares fuera del alcance de su propio Estado. Esto es lo que los medios de comunicación suelen denominar como fuga de capitales”. Una acumulación de capital a la que se llega no por lo que ocurre en un solo año en la economía o con un solo gobierno, sino por la gran cantidad de crisis vividas y una ausencia total de confianza en la moneda propia. Para dar una mejor idea de la magnitud del número, lo podemos comparar con el PBI del país que a 2018 era de USD 519.871 millones según el Banco Mundial.
A junio de 2020 el Indec detalla estos USD 330.024 millones como S1Z que refiere a: otras sociedades no financieras y los ahorros de los hogares o familias. Esto está compuesto por USD 62.449 millones en activos financieros (los activos que cotizan en bolsas de valores), USD 39.320 millones como inversión directa, es decir inmuebles y propiedades en el exterior y por último informa que hay USD 228.256 millones en tenencias de moneda extranjera que los argentinos tienen fuera del sistema bancario local, que es básicamente los dólares en cajas de seguridad, bajo el colchón o en cuentas bancarias en el exterior. Que el actual presidente del Banco Central, Miguel Pesce, proyecta esta tenencia de dólares bajo el colchón en 170.000 millones. Esto sería lo acumulado por empresarios, médicos, carpinteros, empleados, maestros, políticos y hasta Doña Rosa en algún lugar de su propia casa.
La tenencia de activos dolarizados fuera del sistema financiero formal es un fenómeno que ha crecido casi todos los años desde que hay registros, tal cual lo muestra el gráfico más abajo. Más allá del signo político, el mensaje parece ser claro, los argentinos que tienen alguna posibilidad de ahorro no lo hacen en pesos y tampoco dentro del alcance del Estado. Para tener una idea en cuanto a la dimensión del problema, podemos hacer la comparación con los depósitos en dólares en bancos locales. Y estos alcanzan solo los USD 16.453 millones, monto que representa apenas el 5% del total fuera del sistema financiero argentino. Este dato muestra como la confianza está rota por completo.
Algo paradójico que ocurrió, fue que durante el gobierno de Cambiemos, caracterizado por implementar algunas ideas más pro mercado, fue que si bien entre el año 2016 y 2019, se liberalizó la entrada y salida de capitales, con el objetivo de incentivar la inversión y seducir a los ahorristas a que inviertan, al final se consiguió el efecto contrario. Los datos y la historia demostraron que el flujo de entrada de dinero fue extranjero y el flujo de salida fue nacional. Los grandes fondos de inversión internacionales compraron activos financieros locales y los argentinos aprovecharon la quita del cepo cambiario para comprar divisas en el banco y guardarlas bajo el colchón, en cajas de seguridad o transferirlos hacia al exterior. Lo que indica que el argentino siguió con el patrón de no invertir ni ahorrar dentro del sistema del propio país. Cosa que capaz también sea porque una porción del país impulsa esa ideología reflejada en la frase de la canción política que dice …supo conquistar a la masa del pueblo combatiendo el capital…”
Entonces cuando cualquier dirigente dice que hay que poner a la Argentina a producir o hacer crecer su economía, la respuesta es que recursos para esto sobran. Solo se debe completar la casi imposible tarea de dar las condiciones para poner estos recursos a producir. Por ejemplo, en la provincia de Neuquén, se encuentra a nivel mundial la 2da reserva de gas no convencional y 4ta de petróleo no convencional, llamada Vaca Muerta, con una capacidad de multiplicar por 4 las exportaciones del Agro para el año 2030. Pero para esto se necesitan inversiones de largo plazo por USD 8.000 millones anuales durante los próximos 10 años. Un monto que representa solo el 2,5% anual del total de las tenencias de los argentinos fuera del sistema. El problema claro está en que estos no quieren invertir ahí a tan largo plazo.
Por último, para poder brindar una pequeña solución a este problema desde Dracma estamos trabajando en una alternativa. Dracma está en proceso de lanzar un fondo común de inversión cerrado focalizado en el sector inmobiliario. Donde cualquier ahorrista sin un monto mínimo podrá comprar cuotas partes del fondo que estará destinado a realizar proyectos inmobiliarios. Ya que dado la preferencia del argentino por ahorrar en ladrillo, vemos esto como un instrumento con oferta pública muy interesante para que en estos momentos el ahorrista consiga al finalizar el plazo de 5 años, un rendimiento a su inversión y al final del periodo, si lo desea, pueda cambiar las cuotas partes (según la cantidad en tenencia) por un inmueble.