Cada 20 de agosto se celebra en Argentina el Día de la Papa Frita, una fecha no oficial pero muy popular que rinde homenaje a uno de los acompañamientos más queridos en la mesa nacional: la infaltable papa cortada, frita y dorada.
Aunque su origen es discutido entre Francia y Bélgica, en Argentina las papas fritas tienen identidad propia. Ya sea en formato bastón, rejilla, pay o caseras, acompañando una milanesa o como plato principal con huevos fritos, son un clásico transversal a todas las edades y clases sociales. Hoy, muchos restaurantes y cadenas de comida rápida ofrecen promociones especiales y versiones gourmet para celebrarlas.
Las redes sociales también se llenan de fotos y mensajes bajo hashtags como #DíaDeLaPapaFrita, donde los usuarios comparten recetas, preferencias y hasta debates: ¿con mayonesa, ketchup o solas? ¿Blanditas o crocantes?
Pero detrás de esta celebración hay también un reconocimiento al rol de la papa como cultivo central en la gastronomía argentina. Según datos del INTA, nuestro país produce más de 2 millones de toneladas de papa por año.
Más allá de su carácter festivo, el Día de la Papa Frita se consolida año a año como una excusa perfecta para compartir una comida sencilla, rica y popular.