La investigadora del Conicet, Sandra Díaz, fue señalada por la revista Nature como una de las diez personalidades de la ciencia mundial que marcaron el 2019. Año tras año ha sido mencionada como una de las mentes más influyentes del mundo, coordinó el Informe Global de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Ipbes), el mayor informe hasta la fecha sobre el estado de los seres vivos en el planeta. Díaz lideró un grupo de 144 investigadores de 51 países que analizó 15000 estudios para elaborar una evaluación rigurosa sobre la biodiversidad. La conclusión fue alarmante: la biodiversidad está disminuyendo a un ritmo sin precedentes y la tasa de extinción de especies se está acelerando, al igual que los efectos en las personas.
La biodiversidad se está perdiendo masivamente. La naturaleza, toda la trama de la vida se va perdiendo y junto con ella una serie de contribuciones que hace por nosotros todos los días desde las comidas, los ciclos del agua y la temperatura. Generalmente se pierden por patrones de consumo y de producción que buscan el beneficio privado, a corto plazo y de unos pocos. Cuando esas contribuciones empiezan a perderse, los primeros que pagan la cuenta son los pobres”, especificó Díaz cuando le otorgaron el Premio de la Fundación Bunge y Born.
La experta efectuó las primeras herramientas formales y consistentes para dilucidar la contribución de la naturaleza a las personas. Pasó los últimos dos años trabajando en el informe que fue aprobado por los países en mayo. El Ipbes, llamado el IPCC de la biodiversidad, es el primero intergubernamental y profundamente interdisciplinario. El proyecto incluye aspectos biológicos, sociales y económicos y persigue incorporal el conocimiento local.
Los datos científicos indican que la naturaleza está mal y si seguimos así, todo estará peor. El cambio global es difícil pero no hay plan B”, sostuvo la bióloga cordobesa en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal de la Universidad Nacional de Córdoba. La profesional se encuentra en la lista con personalidades destacadas de la ciencia como Greta Thunberg. Una adolescente sueca que ha llevado la ciencia del clima a la primera línea mientras canalizaba la ira de su generación”, según apuntó la revista Nature.
En el listado sobresalieron las siguientes figuras: El físico brasileño Ricardo Galvão, quien se enfrentó a Jair Bolsonaro con un informe que alertaba de la gran tasa de deforestación de la Amazonía, lo que le valió su puesto como jefe del Instituto Nacional de Investigación Espacial. El neurocientífico Nenad Sestan, de la Escuela de Medicina de Yale (EE UU), por desafiar la frontera entre la vida y la muerte al ‘revivir’ cerebros de cerdos que habían muerto unas horas antes; el microbiólogo Jean Jacques Muyembe Tamfum, director general del Instituto Nacional para la Investigación Biomédica (INRB) de la República Democrática del Congo, por su lucha contra el virus del ébola; y el biólogo chino Hongkui Deng, quien fue el primero en publicar los resultados de un ensayo clínico que utiliza la tecnología de edición genética CRISPR para modificar células en un ser humano adulto.
Otra de las personalidades mencionadas fueron: El físico John Martinis, responsable del equipo de hardware cuántico de Google, quien alcanzó un hito largamente esperado cuando informó haber logrado la denominada ‘supremacía cuántica’; el paleontólogo Yohannes Haile-Selassie, quien descubrió en Woranso-Mille (Etiopía) un cráneo de 3,8 millones de años que pertenecía a la especie Australopithecus anamensis, la más antigua conocida de australopitecos y la experta en bioética Wendy Rogers, quien reveló que había evidencias de que algunos trasplantes de órganos en China podrían haber procedido sin el consentimiento de los donantes.
Completa la lista, la astrofísica estadounidense-canadiense Victoria Kaspi por su colaboración en el telescopio Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment (CHIME), localizado en la Columbia Británica. En enero de este año se publicó que el radiotelescopio canadiense había detectado una ráfaga de radio rápida y periódica, unas misteriosas emisiones de ondas de radio procedentes del exterior de nuestra galaxia.