Antes de ser una estrella de Hollywood, Danny Trejo era, en la vida real, «el mexicano con quien no se chingaba», asegura el propio actor en el prólogo del libro en el que relata su inusual recorrido vital, «Mi vida de crimen, redención y Hollywood».
En el primer capítulo, nos lleva hasta el año 1968 en una celda de la Prisión Estatal de Soledad, en California, con un Trejo pasado de heroína, barbitúricos y alcohol y envuelto en la vorágine de la cárcel, donde traficaba desde drogas hasta ropa interior femenina.
Fueron 11 años en prisión, explica en una entrevista con Euronews. «Solía pelear todo el tiempo. Empecé a consumir drogas a una edad muy temprana. Y entonces empecé a cometer delitos y fui a la cárcel muchas veces», expresó.
El actor define esta experiencia como una especie de escuela de actuación”, que le diferencia de sus compañeros de rodaje: «soy el asesor técnico, muestro a la gente como ser un preso, como hacer un robo o como dar una paliza a alguien».
Un momento que marcó la vida de Trejo llegó de la mano del escritor Edward Bunker, al que conoció en prisión, y que le ofreció ser extra en una película para formar al actor Eric Roberts en boxeo. «Eric me tenía miedo, así que hacía todo lo que yo le decía y los directores lo veían. Entonces me contrataron como boxeador. Así que fui el boxeador en una película llamada Runaway Train. Y en esa película, Eric me golpea y le enseñé a pelear», contó.
Años después, el director Robert Rodríguez le dio su papel más reconocido hasta el momento en la gran pantalla: Machete. Un personaje que ya forma parte del imaginario colectivo.
El actor asegura que Rodríguez es uno de los directores que más están trabajando para abrir las puertas al talento latino, más allá de los típicos papeles de narcotraficantes: «Estamos haciendo algunos progresos en los que, ya sabes, hay margen de mejora, pero tengo que dar crédito a Hollywood. Lo están intentando», afirma.
Más allá de Hollywood, Trejo tiene varios proyectos empresariales, como un restaurante de comida mexicana en Los Ángeles y la discográfica Trejos Music. Al ser consultado por qué decidió escribir sobre su vida, respondió entre risas: «Porque todo el mundo piensa que soy un hombre malo, pero no lo soy, me gustan los cachorros».