Productores hortícolas de la Región Alimentaria de Córdoba manifestaron haber tenido pérdidas totales en cultivos sensibles como lechuga y otras hortalizas de hojas a raíz de la deriva de herbicidas hormonales aplicados en campos agrícolas extensivos cercanos. La problemática afecta principalmente a las zonas de Pilar y Río Segundo.
La situación volvió a generar preocupación durante la primavera, período en el que se intensifican las aplicaciones presiembra de cultivos extensivos como maíz y soja. Según explicaron desde la Mesa Agroclimática y Ambiental (MACA), los sistemas hortícolas producen durante todo el año y quedan especialmente expuestos a herbicidas hormonales como el 2-4D, que presentan volatilidad y pueden desplazarse fuera del área de aplicación.
El fenómeno de “deriva” se define como el desplazamiento de un plaguicida fuera del blanco determinado, transportado por masas de aire o difusión. Desde la MACA señalaron que, en determinadas condiciones climáticas, estos productos pueden viajar más de 50 kilómetros, lo que dificulta identificar el origen de la aplicación y amplía el impacto sobre cultivos hortícolas, plantas ornamentales en zonas urbanas y el ambiente en general.
Uno de los cultivos más afectados es la lechuga. Las plantas presentan enrulamiento de hojas, deformaciones severas y alteraciones en el sabor, lo que impide su comercialización. Durante la segunda quincena de noviembre, ningún productor de esa zona pudo llevar lechuga a la feria Quintas del Pilar ni al Mercado de Abasto, debido a que la mercadería no alcanzó los estándares de calidad exigidos por los mercados locales.
Desde la Mesa Agroclimática y Ambiental compararon el impacto de las derivas con el de un evento meteorológico extremo. “En el caso de un herbicida hormonal, el efecto es similar al de una helada, una ola de calor o una tormenta de granizo: hay pérdida total del cultivo, no se puede comercializar, hay que volver a mover el suelo y volver a sembrar”, señalaron.
En términos económicos, las pérdidas registradas oscilaron entre los 300 mil y 500 mil pesos por cultivo, con familias productoras que tuvieron varios lotes afectados en una misma temporada. Si bien los horticultores utilizan plaguicidas en su producción —ya que se trata mayormente de sistemas convencionales—, advirtieron que sus cultivos se ven dañados por herbicidas utilizados en la producción de granos, que se volatilizan y afectan áreas no objetivo.

La problemática también impactó en proyectos de investigación participativa desarrollados junto a productores hortícolas. En uno de los ensayos se evaluaba la eficacia de un preparado natural elaborado a base de ajo y ají (extractos vegetales con base alcohólica y propiedades repelentes) para el control de plagas como pulgones y trips. El estudio se realizaba sobre lechuga mantecosa.
El ensayo se desarrolló en parcelas distribuidas en tres lotes pertenecientes a distintas familias productoras. Cada siete días se realizaron mediciones sistemáticas: conteo de insectos, evaluación del daño en hojas y, al final del ciclo, el pesaje de la producción para comparar el rendimiento entre parcelas testigo y aquellas tratadas con el preparado vegetal.
Sin embargo, el avance del estudio se vio interrumpido por derivas de herbicidas hormonales. En los dos primeros lotes los efectos por deriva se visualizaron a partir de la 3° semana de desarrollo del cultivo de lechuga generando alteraciones en las plantas, lo que afectó la calidad para comercializar. En el lote, trasplantado más tarde, los efectos fueron más severos, las plantas presentaron problemas de crecimiento desde el inicio, quedaron achaparradas y no llegaron a la cosecha. Como consecuencia, el ensayo no pudo completarse ni se obtuvieron datos productivos válidos.
En cuanto al marco normativo, en Córdoba rige desde 2017 la prohibición de la formulación éster del herbicida 2-4D. Sin embargo, continúan utilizándose otras formulaciones habilitadas que, si bien se consideran menos volátiles, siguen generando efectos fuera del área de aplicación. Como antecedente, en el departamento Colón se prohibió el uso de estos herbicidas durante la primavera para proteger la producción vitivinícola.
Desde 2020, en la zona de Pilar y Río Segundo funciona la Mesa Agroclimática y Ambiental, integrada por familias productoras hortícolas, facultades de la Universidad Nacional de Córdoba, áreas locales de salud y ambiente, organizaciones gremiales y otras instituciones. En ese espacio se desarrollan proyectos de extensión e investigación, se reconoce el impacto económico del daño sobre los cultivos, se trabaja para la generación de estrategias de adaptación a la variabilidad climática y eventos ambientales, y la promoción de instancias de diálogo con municipios y autoridades provinciales que permitan desarrollar estrategias para el sector.
El objetivo, señalaron, es visibilizar una problemática de interés público y avanzar hacia regulaciones que protejan los cinturones hortícolas y la producción de alimentos frescos en la región.
Finalmente, el miércoles 10 de diciembre se realizó un taller con productores y productoras de la zona para evaluar el proceso de investigación participativa y abordar la problemática de las derivas de herbicidas. Durante el encuentro se pusieron en común las miradas de quienes producen, junto con aportes técnicos y políticos vinculados al tema.










