Estelle y Dan son una joven pareja oriunda de Francia que decidió comenzar una nueva vida recorriendo el mundo sobre un motorhome, un camión militar suizo de 1957 que no supera los 50 km/h. Hace dos años reformaron todo el camión para convertirlo en su pequeña casa con la que recorrerían los caminos del mundo a través de viajes lentos y movidas solidarias. Su historia inspira y demuestra que la vida puede vivirse sin apuros, tomándose el tiempo de apreciar los detalles que nos regala la naturaleza. Ellos estarán en Córdoba del 31 de julio al 3 de agosto, donde llegan con las expectativas de «absorber la esencia del lugar a través de su cultura (y su cocina)».
Woody, como llamaron a su camión no es un vehículo cualquiera. Se trata de un FBW AX40, un camión militar suizo verde que alguna vez formó parte de una flota de apenas 12 unidades. Hoy, convertido en casa rodante, alberga una historia que mezcla amor, vocación viajera y compromiso, a la que denominan FBW Project.
Desde Hoy Día Córdoba conversamos con la pareja, que nos contó cómo es vivir siendo nómades sobre cuatro ruedas. “La idea nació entre Australia y Francia, entre dos sueños que terminaron uniéndose”, cuenta Estelle. Fue en 2019, cuando ella decidió viajar sola por Australia, luego de terminar sus estudios como ingeniera agrónoma. Mientras recorría el país en una vieja van, mantenía el contacto diario con Dan, con quien había comenzado una relación amorosa.
Una noche, en medio de una charla telefónica, Dan le preguntó qué haría después de ese año en Australia. “Le respondí sin pensar: ‘Desde la época de la facultad sueño con recorrer toda Sudamérica con una mochila’. Silencio. Y luego me dice: ‘¿Y yo? ¿Dónde entro en ese plan?’”, relata Estelle.
Al día siguiente, él la llamó y le propuso unirse a su aventura: “¿Y si en lugar de recorrer Sudamérica sola con la mochila, volviéramos a Francia los dos, ahorráramos un poco, compráramos un vehículo viejo, lo transformáramos y saliéramos a dar la vuelta al mundo?”. Estelle aseguró que su idea le pareció mucho más linda que la de ella y no lo dudó.
“Yo quería que ese viaje tuviera sentido. Me crié en un entorno donde el viaje, el voluntariado y lo solidario siempre estuvieron presentes. No me imaginaba recorriendo el mundo sin devolver algo”. Así nació el proyecto: una vuelta al mundo en un camión antiguo, realizando misiones ecológicas y solidarias en 14 países.
Vivir lento y sin rutinas
Desde hace dos años, Estelle, Dan y Woody recorren rutas de Europa y América sin apuro. “Nuestra rutina no tiene nada de rutinaria. Cambia cada semana, con cada país, cada región, cada clima”, explican.
El interior del camión es su hogar: tiene cocina, ducha, estufa a leña, energía solar, y hasta una despensa con especias. “Dan es nuestro chef: la gastronomía francesa es su pasión y casi su profesión. Cocina platos como si estuviéramos en casa”, dice Estelle. Él también se ocupa de la logística, mientras ella organiza, comunica y documenta la aventura.
Pero en un mundo que no vive más que para hacer muchas cosas y no tener ni un momento sin ser productivos, viajar a 50 km/h puede parecer desesperante. Ellos aseguran que aprendieron a «vivir a su ritmo» alternando sus días entre el viaje en ruta y la exploración. Ambos entrenan y realizan acciones solidarias que programan antes de llegar a cada destino.
Cada tanto, organizan exposiciones en distintas ciudades para mostrar su camión y compartir su experiencia con quienes se acercan. “Charlamos con todo el mundo: curiosos, mecánicos, abuelas, niños, familias enteras que vienen a visitar nuestra ‘casita’”, destacan.
De lo malo se aprende: dos desafíos extremos
Aunque el viaje esté lleno de paisajes y encuentros agradables, no todo ha sido fácil. Entre las situaciones más exigentes, recuerdan dos en particular. Una fue al atravesar la ruta BR319 en el corazón de la Amazonía brasileña, de la que cuentan: “800 kilómetros sin estaciones de servicio, sin señal, sin agua potable, sin nada. Solo selva, barro y algunos camioneros solitarios. Durante varios días manejamos sin saber si íbamos a poder llegar al otro lado”.
La otra experiencia extrema fue en la altura del desierto de Atacama y el sur de Bolivia: “El viento superaba los 100 km/h y la temperatura bajó a -25°C. El agua de las botellas se congeló, igual que las cañerías. Nos despertábamos varias veces en la noche para volver a encender la estufa a leña”.
Pero pese a esos momentos fuera de lo común, ellos aseguran que su día a día está atravesado de pequeñas dificultades: «Viajar en un vehículo de 1957, que no pasa de los 50 km/h, exige recalcular todo: el tiempo, el GPS, las distancias. Donde un auto tarda una hora, nosotros tardamos dos. Tres horas se vuelven seis. Todo lleva su tiempo. Hay que aceptar la lentitud, planificar con margen, soltar a veces. Pero también, y sobre todo, aprender a disfrutar del camino, a saborear los paisajes que se mueven lento frente a la ventana».
A pesar de los desafíos que supusieron algunos viajes, ellos rescatan lo positivo de las experiencias. “Más allá de las dificultades, aprendimos a dejar de ‘hacer’, para simplemente ‘ser’. Aunque en realidad, eso no fue una dificultad. Fue una gran enseñanza”, destacan.
Acciones solidarias y voluntariados
La dimensión más profunda del proyecto es la solidaridad, el motivo por el que hace dos años comenzaron un viaje que no tiene fecha de fin. En cada destino, Estelle y Dan se involucran en acciones solidarias ligadas al cuidado del ambiente, la biodiversidad, la educación o el desarrollo comunitario. “Desde el principio, supimos que queríamos que este viaje tuviera sentido. No queríamos solo recorrer el mundo y sacar fotos. Queríamos también aportar algo, a nuestra manera”, explican.
Ya colaboraron con pastores de renos en Laponia, con comunidades de cacao en Ecuador, con científicos en la Amazonía brasileña, y con estudiantes de medicina en Venezuela, a quienes entregaron medicamentos recolectados en donaciones.
En pocos días es el turno de Córdoba, donde llegarán para «una misión» en la Reserva Pumakawa, que trabaja en la rehabilitación de fauna y la regeneración de los ecosistemas nativos. «Es un proyecto que nos conmueve mucho, en línea con nuestro compromiso por la biodiversidad», aseguran.
Así será su paso por Córdoba
Pensar en Córdoba como destino surgió por una mezcla de intuición, recomendaciones y coincidencias. “En cada parada, los argentinos que conocíamos nos decían siempre lo mismo: ‘Les va a encantar Córdoba’. ‘Tienen que ir sí o sí’”, cuenta Estelle.
Así, decidieron incluir a la ciudad como escala clave en su recorrido por Argentina y resaltan: “Córdoba se impuso como un cruce perfecto entre nuestras ganas de descubrir, las recomendaciones cálidas de la gente, y la cercanía de un proyecto comprometido que nos toca el corazón”.
De su paso por Córdoba esperan recorrer lugares emblemáticos como la Plaza San Martín, la Manzana Jesuítica, y probar los sabores típicos de las empanadas, los lomitos y el fernet con coca. Además, invitan a todas las personas interesadas a participar de la exposición de su camión en el que podrán conocer a Woody, conversar con ellos, comprar productos que ayudan a sostener su viaje, como su libro infantil ilustrado, postales, stickers, entre otras cosas, y probar sus famosas crêpes y trufas de chocolate francés caseras.
“Todo eso es un intercambio. Una forma de compartir nuestro sueño, de hacerlo vivir en comunidad, y también de reunir algunos aportes que nos permitan seguir avanzando y financiar nuestras misiones solidarias”, explican.
Y concluyen con una invitación a todos los que puedan encontrarlos: “Si nos cruzás por la ciudad, no dudes en venir a charlar, conocer a Woody, probar una crêpe, hojear nuestro libro… o simplemente compartir unas palabras. Es gracias a estos encuentros que nuestra aventura cobra verdadero sentido”.
Luego de Córdoba irán a Ushuaia, el fin de su recorrido por América. Allí planean llegar haciendo un zigzag entre Argentina y Chile. Como último destino en el país irán a Buenos Aires, donde cargarán al camión en un barco rumbo a Asia, para comenzar la segunda gran etapa de su viaje. Luego seguirán por África para finalmente regresar a Europa.
Viajar en motorhome: de qué se trata esta aventura sobre ruedas y dónde alquilar en Córdoba