«Queremos enseñar a la computadora a ver un olor», explicó Peter Bell, profesor de humanidades digitales en la universidad alemana de Erlangen Nuremberg en declaraciones que reproduce la agencia de noticias AFP. Y agregó: «Nuestro objetivo es desarrollar una nariz informática
capaz de rastrear los olores y las experiencias olfativas».
La iniciativa, lanzada con el título de Odeuropa, planea «capturar» desde el hedor de las primeras industrias hasta los olores perdidos de los perfumes utilizados para combatir ciertas enfermedades, todo a partir de la inteligencia artificial para que permitirá rastrear en obras de arte y libros los aromas que flotaron en el continente hasta principios del siglo XX.
El olor ha estado en el centro de importantes transiciones en la historia de Europa -explicó William Tullett, historiador de la Universidad Anglia Ruskin en Cambridge y miembro de Odeuropa-. La colonización, la urbanización, la industrialización, el nacionalismo, la comercialización, casi todos los procesos históricos de importancia han influido en lo que olemos».
Según el experto, «el covid-19 ha ilustrado los efectos profundamente negativos que la pérdida del olfato -síntoma y efecto secundario de la enfermedad puede tener en nuestro bienestar mental y físico», en tanto que «la pandemia ha puesto de manifiesto la fragilidad de nuestro entorno sensorial y la necesidad de preservar los olores que tienen significado para las comunidades».
Con un presupuesto de 2,8 millones de euros (3,32 millones de dólares) financiado por la Unión Europea, la investigación «se sumergirá en las colecciones del patrimonio digital para descubrir los olores clave de Europa y las historias que cuentan y luego los devolverá a nuestros olfatos actuales», aseguró Inger Leemans, profesora de historia cultural en la Vrije Universiteit de Amsterdam.