Diferentes expertos han afirmado sobre la nueva forma de entender el tiempo en este contexto pandémico donde los distintos grados de confinamiento que imprimió la pandemia, el uso extendido de la tecnología y cierta incompatibilidad de las rutinas hogareñas con una demanda desmedida de productividad cambiaron la percepción que tenemos del tiempo.
De esta manera, la filósofa argentina Diana Sperling advirtió que no sabemos qué es el tiempo, pero intuimos cómo nos afecta. La pandemia inscribió una marca fuerte porque nos da la impresión de que vivimos en un presente constante, una suerte de espera sin un horizonte claro. Lo vital se posterga”.
Según su percepción, el pasado se achicó y el futuro todavía no se avizora: Estamos suspendidos y eso nos acerca a la condición animal. Me recuerda aquella frase de Nietzsche, en la Segunda consideración intempestiva: `La vaca que pasta en el prado vive en un hoy perpetuo´”.
En tanto, el filósofo Darío Sztajnszrajber afirmó que con las distintas formas de confinamiento asistimos a una desestructuración de nuestra experiencia, del orden temporal y espacial. Cuando se dice que vivimos un suceso ´extraordinario´, esa palabra remite a que se sobrepasa la normalidad construida hasta el momento. El afuera y el adentro, es lo primero que implota. Y después, el orden calendario, que marca lo productivo, también entró en jaque”.
En esta línea, y con respecto a la importancia que gravita en torno a la noción del tiempo, el psicoanalista Luciano Lutereau advierte que hoy la avaricia no solo está ligada a la cuestión económica: El tiempo es lo que más se recorta. Hay un componente en esa avaricia que consiste en llevarlo a algo que se pueda cuantificar, como si fuera un elemento que se puede determinar de esa forma”.Por otro lado, afirman que la pandemia realzó nuevas modalidades de trabajo en el hogar. Sin embargo, el retorno al hogar no necesariamente implicó una forma novedosa de administrar las horas, sino que, en muchos casos, reforzó los esquemas tradicionales.
Lucía Cirmi, directora nacional de Políticas de Cuidado en el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, advierte que en la pandemia, al salir menos de casa y al ser testigos de cómo otras cosas se paralizaban, vimos cómo el cuidado estuvo más presente que nunca, como un trabajo sin horario”, reflexionó y apuntó que las estadísticas del Indec reflejan que en 7 de cada 10 hogares las tareas del hogar se incrementaron y que ese peso recayó sobre las mujeres. Estos cambios hicieron que se romantizara menos el teletrabajo, creíamos que era más sencillo cuidar y trabajar desde casa. Por eso es muy importante la nueva ley de teletrabajo que garantiza el derecho a interrumpir la tarea para asumir el cuidado, visibiliza ante la ley horas que antes no existían”, finalizó.