En la noche del martes, el Centro Cultural Córdoba reabrió su programación de actividades con dos instalaciones artísticas que pertenecen a Mariano Ferrante y Leyla Tschopp. Así, el espacio volvió a albergar expresiones culturales luego de funcionar durante más de un año como centro de testeo Covid.
El acto estuvo encabezado por la presidenta de la Agencia Córdoba Cultura, Nora Bedano, con la presencia de la diputada nacional y coordinadora del Gabinete Social, Alejandra Vigo; la legisladora Natalia de Sota; el diputado Paulo Cassinerio, la ministra de la Mujer, Claudia Martínez; y el viceintendente Daniel Passerini.
Vigo destacó el significado de volver a realizar una actividad cultural en un lugar que estuvo dedicado a la lucha contra el coronavirus flagelo que azotó a toda la humanidad”. Luego destacó que a los cordobeses los distingue un amor por la cultura resaltó el valor de ”todas las expresiones artísticas de nuestra provincia”.
A su turno, Bedano celebro la reapertura del espacio cultural y adelantó que el jueves se llevará a cabo en el Museo Caraffa la inauguración de la exposición de arte contemporáneo BienalSur. Además, tal como en el 2019, el Centro Cultural Córdoba retomó su programación habitual y se prepara para albergar nuevas muestras, espectáculos para todo público, intervenciones y murales.
La obra de Ferrante se denomina Polifonía en cuatro colores n° 2 y consiste en un SiteSpecific” con una técnica de pintura y acrílico sobre el muro en una superficie de 240 metros cuadrados que se extiende en espacios interiores y exteriores del Centro Cultural. La obra del artista toma como referencia sus Monocromos, pinturas acrílicas protagonistas de su última muestra en New York.
En este caso, son construcciones rigurosas compuestas por líneas que forman una trama; la paleta es reducida: está compuesta solo por cuatro colores. Los métodos y herramientas que utilizó son absolutamente manuales y analógicos, cultivando y valorizando el oficio
Tschopp realizó la pintura mural (incluye columnas e iluminación) El espacio después. Esta instalación forma parte de una serie de obras que revisitan tradiciones pictóricas del siglo XX, especialmente aquellas que cuestionan el paradigma de la perspectiva lineal central.
Es así que este tipo de obrar suelen multiplicar los puntos de vista o introducir elementos de la abstracción. La superficie pictórica despliega la ilusión de planos escénicos que se abren hacia adentro y hacia afuera del muro, dando lugar a un intrincado laberinto de perspectivas cambiantes.