El ingeniero Marcelo García, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y especialista en recursos hídricos, explicó que la provincia atraviesa una estación seca, típica de esta época del año, con más de cuatro meses sin precipitaciones. En 2023, la situación fue peor porque durante seis meses hubo lluvias que no superaron los cinco milímetros.
Si bien, en los últimos días llovió en algunos puntos de la provincia, las precipitaciones fueron escasas. En septiembre y octubre, el agua caída debería estar entre 40 y 80 milímetros y durante los periodos de lluvias (noviembre a marzo) el régimen de precipitaciones tendría que ser de entre 100 y 120 milímetros por mes. Pero lo critico de este año es que desde mayo y hasta agosto no hubo lluvias y se espera que en los siguientes meses haya menos precipitaciones, por debajo de la media.
Así, hasta enero habría un déficit crítico que comenzaría a recuperarse en febrero. “Córdoba tiene un clima con estación seca, lo cual significa que es normal que pase entre cuatro y cinco meses sin lluvias. Pero los modelos actuales de observación indican que estaremos por debajo de la media, incluso hasta enero”, detalló García.
“A la situación de sequía se le suman las condiciones previas del año anterior. En abril no se llegó al nivel del vertedero en ninguno de los diques”, apuntó. Por eso, reconoció que una estación seca consecutiva, seguida de periodos con déficit de precipitaciones, algo que ya viene sucediendo, adelanta un panorama preocupante. Y agregó que el inconveniente de Córdoba es “la amplitud de la estación seca”. Tenemos concentrado los 700 a 900 milímetros del año, dependiendo de la zona, en pocos meses. Eso hace que el desafío sea manejar los excesos en los pocos meses de lluvias y almacenar el agua, en los embalses durante el invierno para usarla en la estación seca.